Epílogo

883 78 7
                                    

Sábado 17 de Mayo, estoy de los nervios. No me puedo creer que vaya a dar el paso. Han sido unos meses agotadores planeando la boda e incluso alguna discusión con mi madre o Mercedes porque querían más de lo que me apetecía hacer el día de mi boda. Pero aquí estoy. En nuestra habitación de nuestro hogar, ese que hace meses decoramos los dos juntos. Me miro al espejo y me dan ganas de llorar. Entra Marta.

-  No llores que se te corre el rímel.- me dice.

-  Eso intento, pero es que soy tan feliz.- le digo mientras miro hacía arriba intentando que no me caiga ni una sola lágrima.

Entran Úrsula y Sara con un barrigote ya impresionante. El 3 de Junio sale de cuentas y está ya que parece que va a reventar. Aun así preciosas las tres con ese vestido azul eléctrico que llevan como mis tres Damas de Honor.

-  Por dios, Alex, estás preciosa. - me dice Sara.

-  Gracias, pero decirme cosas feas o al final lloraré.

-  Ayer me acosté con un tipo muy feo que para mi desgracia lo he visto que viene a la boda- dice Úrsula.

-  ¿Con quién? - le pregunta Marta sorprendida. Sara y yo nos reímos.

-  No se, un tío moreno y bajito con una cara muy rara y que sesea al hablar. - Marta empieza a reírse a carcajada.

-  Es mi primo Alberto.- Se ríe.- Úrsula que bajo has caído. - Y yo ya no tengo ganas de llorar y me empiezo a reír como una loca. Tanto que al final me caen lágrimas de felicidad, pero corriendo cojo un kleenex y consigo que el maquillaje siga intacto.

-  Venga va, no quiero que hagas esperar a mi hermano- me dice Marta dándome una palmadita en el culo. - Nosotras te esperamos allí.

Me quedo frente al espejo mirándome y pensando en que es la mejor elección que he tomado en mi vida. Lo sé. Es la vida que quiero. Y de golpe entra mi padre. Al verlo me invade una sensación extraña, me había echo a la idea de que no estaría aquí. Ayer me llamó disculpándose de que al final no había conseguido terminar el envío a tiempo y no podía estar aquí. Y le creí. Lloré mucho. Y ahora está aquí.

-  ¿Papá? Pensaba que no venías.- me abalanzo sobre él y por poco me caigo tropezando con el velo.

-  Como me lo iba a perder hija. He tenido que meter a tu madre en el ajo, ya sabes que odia mentir, para darte la sorpresa. Estás preciosa hija.

-  Y tú también papá, ¿ C on traje? No me lo creo.- Y entre lágrimas y risas nos abrazamos de nuevo.- Papá ya se me ha corrido el rímel.-

 No pasa nada cariño, estás preciosa igual. - Me acerco al espejo y con un kleenex me limpio un poco.

En el coche de camino a la iglesia me sudan las manos y me siento atacada. Estoy muy nerviosa y me tiembla todo el cuerpo. Estoy tan segura de que estoy haciendo lo correcto por lo que me sorprende a mi misma estar así. Tengo nauseas y parece que me mareo. Abro un poco la ventana. Cuando llegamos a la iglesia la misma en la que Daniela fue bautizada y la misma en la que los padres de Julián y Marta se casaron me tiemblan tanto las piernas que me da miedo salir del coche y caerme.

-  papá no puedo, me tiembla todo, me voy a caer.

-  Yo no voy a dejar que te caigas cariño, yo te cogeré fuerte. Vamos.- me tiende la mano se la cojo y los dos juntos caminamos hasta la puerta de la iglesia.

Justo al llegar allí la música empieza a sonar y se abren las puertas y veo ahí a mi Julián, mirándome con esa sonrisa que me vuelve loca y si ya lo tenía claro, ahora aun más. Y veo a Dani, mi niña cogida de su mano esperándome ahí junto a su querido papi.

Tú eres lo que necesitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora