Capítulo 16

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Hoy me daban de alta, había estado varios días internada y no veía la hora para regresar a casa y volver a mi rutina. Tras una serie de exámenes, estos habían confirmado que mi bebé se encontraba estable y ya no había algún riesgo, lo cual agradecí enormemente a Dios.

En estos días, Rodrigo se la había pasado casi todo el día a mi lado, asegurándose que comiera, anticipaba todos mis movimientos y lo más desesperante: bombardeaba de preguntas a las enfermeras o doctores que acudían a revisarme. Podía entender que era parte de su necesidad de recuperar el tiempo perdido, pero no dejaba de volverme loca ese comportamiento.


-No deberías estar haciendo esos esfuerzos – Rodrigo entró rápidamente a la habitación y me sentó en la cama para luego agacharse y coger los zapatos – te han dicho que debes guardar reposo.

-Lo que me dijo el doctor es que no haga mayor esfuerzo y amarrarme los pasadores no lo es, aún puedo agacharme a hacerlo – pese que intenté quitárselos, no me lo permitió.

-Puedes pedirme ayuda, aún estas delicada y no puedes arriesgarte.

-Aún puedo hacer mis cosas, el doctor ha sido muy claro.

-Igual Emma, debes tener cuidado, lo que sucedió no es cualquier cosa, pudiste perder al bebé, así que debemos tener todas las precauciones.

-No empieces por favor.

-Ayer Pilar y tu mamá te explicaron que no puedes seguir con la misma rutina, vas a tener que bajarle el ritmo a tu trabajo.

-No voy a dejar de trabajar si eso es lo que estás pensando.

-No estoy diciendo que lo hagas, pero no puedes exigirte de la misma manera, debes darte descansos.

-Lo sé, pero también entiende que no puedo quedarme quieta, no es parte de mi naturaleza.

-Solo debes tener el cuidado que se necesita, no podemos pasar por este susto nuevamente.


Esa mañana, los padres de Rodrigo habían acudido a verme, estaban muy felices de mi embarazo pese que lo había ocultado, ellos respetaron mi decisión de hacerlo, pero ahora que lo sabían, querían estar informados de mi gestación.

Mi última visita fue de Pilar, antes de salir de la clínica, ella había conversado con Rodrigo, ninguno de los dos quiso comentarme lo que hablaron, pero era obvio el tema, porque él no estaba con el mejor semblante cuando ella se retiró.

El camino a casa fue muy extraño, no había algún diálogo entre los dos, ni música, solo se escuchaban nuestras respiraciones, el ambiente era muy tenso y eso no significaba algo bueno.

Llegamos al departamento y Rodrigo llevó mis cosas al cuarto mientras yo acomodaba algunos productos que había comprado para la cocina.


-Ya guardé todas tus cosas, te he dejado las vitaminas en el tocador para que las tengas al alcance.

-Está bien, gracias – Rodrigo no me miraba a los ojos, la incomodidad entre ambos crecía a cada momento – Yo me encargo de los demás, te voy avisando cualquier cosa, no te preocupes.

-¿Me estás botando? – me preguntó irritado.

-No.

-¿Entonces? Puedo hacerte compañía y ayudarte en algo, aún es muy pronto para que hagas tus cosas sola.

-Rodrigo – ahora la irritada era yo por su insistencia.

-Emma, déjame participar, ha sido cuatro meses que no he participado.

Mi decisiónWhere stories live. Discover now