Capítulo 30 | ¿Ya no soy tu basquetbolista?

1K 98 211
                                    

—¡Billie!

—Perdón, ¿qué decías?

—¿Qué te está pasando? —susurró con enojo —Llevas todo el partido con la mente en Marte.

—Estoy distraída, perdón.

—Bien —suspiró y continuó —¿Puedes olvidarte de lo que sea que estés pensando y concéntrate? El equipo te necesita.

El resto de la hora, hice mi mayor esfuerzo por centrarme únicamente en el entrenamiento, pero fue imposible.

Mi pecho seguía sintiendo aquella flecha tan dolorosa que lo había atravesado un día antes.

¿Por qué, Alice?

¿Por qué me habías hecho sentir tan inferior a tus expectativas?

Alice era la primer persona que había logrado eso en mí, y de una fuerte y dolorosa forma.

Pero a pesar de eso, la seguía amando como a nadie, y planeaba continuar así.

POV ALICE

Estaba durmiendo antes de ser despertada por el sonido de mi celular, anunciando una llamada.

Había dormido más de lo que esperaba porque dormir solucionaba las cosas malas con las que tenía que lidiar estando despierta.

—¿Louis?

—¿Bomberos? —soltó en una a penas audible voz confusa.

—Soy Alice —respondí, frunciendo mi ceño —¿Qué te pasa?

—¡Alice! —expresó feliz —¿Puedes venir por Harry y por mí? Estamos en casa de Billie y a penas podemos mantenernos de pie.

—¿¡Qué hacen ahí!?

—Verás, teníamos pensado planear una reconciliación entre Billie y tú, pero Harry entró en una crisis alcohólica —susurró en el mismo tono torpe —¿Crees que deberíamos anexarlo?

Llevé mi mano a la sien, intentando controlar el colapso de emociones en mi interior.

—¿Y Billie?

POV LOUIS

—No creo que esté en el mejor estado.

—¿Estás hablando con Alice? —Billie me preguntó —A ella le gustaría estar en esta piscina...

POV ALICE

—Ven ahora, por favor.

Al terminar la llamada, me quedé pensando en lo que pasó antes de cortar, ¿era la voz de Billie?

Salí de casa, tomando las llaves del mismo auto que ella me había dado...

Cada vez que lo veía, para mi mente era más difícil procesar que ella me había comprado un auto... uno completamente personalizado.

Mis manos se tambaleaban sobre el volante, quería verla, pero la fuerte capa de nervios me hacía querer explotar.

¿Qué pensaría de mí?

Finalmente, estacioné el coche justo frente a su casa.

Suspiré antes de abrir la enorme puerta de la entrada...

En la cocina estaba Harry tirado en el piso, mirando hacia arriba y con la boca abierta.

No pude evitar sacar mi celular y tomarle una foto, pues no era un momento que pasara todos los días.

JUGADORA PERFECTA | BILLIE EILISHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora