Uno

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En un reino muy, muy lejano; dónde las golondrinas cantaban a primera hora de la mañana y el cielo era tan azul como el alfa dueño de la tierra, vivía un pequeño omega lleno de amor y esperanza para repartir al mundo, que esperaba pacientemente po...

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En un reino muy, muy lejano; dónde las golondrinas cantaban a primera hora de la mañana y el cielo era tan azul como el alfa dueño de la tierra, vivía un pequeño omega lleno de amor y esperanza para repartir al mundo, que esperaba pacientemente por la llegada de su padre.

El alba apenas empezaba a salir cuando un joven muchacho de cabello rizado preparaba su desayuno; una mezcla de huevos revueltos con queso y una pequeña porción de puré de chirivía, más un cuenco de espinacas cocidas que reposaba sobre la mesita de la cocina. La tetera burbujeaba sobre las llamas y se preparaba para chillar mientras el omega era bañado por los delicados rayos del sol que invadían lentamente el lugar e iluminaban todo como el destello de una vela en la oscuridad, danzando y brillando para alejar a los monstruos que intentan robar su luz.

Los delicados capullos de lirios, rociados por el sereno de la mañana en los amplios campos silvestres, abrieron lentamente sus pétalos para ser bendecidos por la calidez que apenas surgía desde el cielo, al tiempo que un pequeño zorro perseguía una mariposa unos cuantos kilómetros lejos de nuestro protagonista.

El viento soplaba contra la ventana de la cocina, y revolvía las copas de los pinos salgareños en el límite de la propiedad, provocando que las campanillas colgantes ubicadas en el porche de la vivienda cantasen alegremente al ser besadas suavemente; susurros de bendiciones siendo recibidos por el alma del omega, quien se mantenía abrigado después de haber despertado tan temprano.

Apenas hace unos minutos Harry había colocado los granos de trigo en el molino, y había ajustado el mecanismo correctamente para que el gigante de piedra, con sus grandes astas, hiciese el trabajo pesado y tornase el cereal en delicada harina para pan. Sus animales ocupaban sus lugares habituales en la gran extensión de tierras pertenecientes a su familia; las ovejas pastaban cerca de la fuente de agua como de costumbre, y la pareja de cabras correteaba de un lugar a otro a modo de juego con su cría alrededor de la casa— Harry había ordeñado a sus vacas y recolectado los huevos de sus gallinas en cuanto terminó de limpiar el establo de sus caballos; y tanto él como su omega se sentían orgullosos de poder ayudar a su padre de ese modo, porque ha conseguido encargarse solo, por primera vez en sus veinte años de vida, de cada pequeña o gran tarea que hiciese falta realizarse.

El omega ha sido protegido a capa y espada por su padre desde la muerte de su madre hace siete años atrás; la pérdida irremplazable tuvo un impacto realmente significativo en la vida de la pequeña familia, puesto que la omega —Jena— hasta ese momento había sido la única encargada de la educación de su hijo y que, tras su deceso, la responsabilidad recayó por completo en el alfa de la familia, quien hasta ese entonces no había tenido ningún tipo de charla significativa con Harry al respecto de las rutinas de celos, apareamientos y sobre todo lo que implicaba ser un omega en el mundo real.

La relación de ambos se formó desde cero, al Harry cumplir sus catorce años y presentarse como omega —hecho que no fue sorpresa para su padre quien había conseguido identificar una serie de rasgo característicos de esa casta en su único descendiente.

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⏰ Last updated: Sep 22, 2023 ⏰

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