Capítulo 18

524 31 2
                                    


No tardé mucho en llegar al almacén, el coche de Nikolai estaba en la acera de en frente aparcado. Me quedé inmóvil durante un momento mirando el edificio, había matado a una persona en el.

La imagen de la cara de Petrov mientras caía muerto al suelo me vino a la mente , moví la cabeza intentando apartarla.

Crucé la carretera hasta llegar al coche, me paré en frente de la puerta del conductor e intenté abrirla. En ese momento caí.

— Mierda, las llaves.

Miré a mi al rededor en busca de algo que me pudiese ayudar a abrir la puerta, no había nada. Pasé las manos por mi pelo en busca de alguna horquilla, llevaba una en el lado izquierdo.

La desdoble y la introduje en la cerradura, no tenía ni idea de lo que estaba haciendo ni mucho menos si iba a funcionar, pero era la mejor opción que tenía.

La gire en todas las direcciones posibles, mirando de vez en cuando si pasaba alguien. De repente la cerradura hizo un sonido, volví a intentar abrir la puerta, hizo un pequeño chirrido y finalmente se abrió.

Me entraron ganas de ponerme a saltar de emoción, pero no había tiempo. Me metí dentro y cerré la puerta.

— Vale— miré el volante— ¿Ahora como arranco el coche?

Intenté meter la horquilla en la entrada pero esta vez no funcionó, me pasé al asiento del copiloto y abrí la guantera en busca de una llave de repuesto o algo que pudiese encajar.

Había muchos papeles, un collar con la inicial T  y ¿Un destornillador?

Lo cogí algo confundida, sin saber muy bien para que podría necesitar Nikolai tener un destornillador en el coche. Pero no me quejé, ya que al intentar meterlo entró a la perfección.

Lo giré una vez y el motor sonó sin llegar a encenderse, la segunda vez pasó lo mismo y a la tercera por fin arrancó.

Apoyé la mano en el retrovisor y lo moví para ajustarlo un poco, al hacerlo vi a alguien en la parte trasera del coche, no me dio tiempo a ver su cara. Cuando ya me había dado cuenta, tenía un pañuelo tapándome la boca con algo que hizo que se me nublara la vista y acabé perdiendo el conocimiento.

ALEKSANDER

Había pasado una hora y aún no había recibido ningún mensaje de Maeve, era imposible tardar tanto en llegar hasta allí. Le había escrito ya varias veces y aún no me había respondido a ninguna.

Me moví de un lado a otro de la habitación, nervioso.

— No te preocupes, seguro que está bien— me habló Thalía que se encontraba sentada al lado de Nikolai.

Habíamos llegado a la mansión y llevado a Nikolai a mi habitación, estaba tumbado en la cama con los ojos semi cerrados. Se giró hacia mí.

— Si no te responde en un rato llámala— me sugirió.

— En un rato— repetí.

Asintió mientras Evette se acercaba para mirarle las vendas, deberíamos de haberlo llevado a un hospital pero no nos podíamos arriesgar a que nos hiciesen preguntas.

— Ya no sangras— le dijo Evette.

Él sonrió satisfecho.

Miré el móvil, seguía sin tener ningún mensaje suyo. Me alejé de los demás y marqué su número, me saltó el contestador de voz.

Me giré hacia los demás— Maeve no responde, le ha tenido que pasar algo.

Noté como la expresión de los demás cambió por completo.

— Voy a salir a buscarla— dije cogiendo las llaves del coche que estaban encima de la mesa.

— ¿Y a dónde vas a ir?— preguntó Lorcán.

— Me da igual, me recorreré toda la puta ciudad si hace falta hasta que la encuentre.

— Pero...— intentó decir Lorcán.

— No, si a Maeve le ha pasado algo es por nuestra culpa. No debimos de haberla dejado irse sola, así que si me vas a intentar persuadir de alguna forma para que no vaya, mejor ahórratelo.

Cerró la boca y no dijo nada más.

Salí de la habitación a paso rápido y fui al garage, me metí en el coche y tiré el móvil en el asiento del copiloto, entonces sonó un mensaje.

Cogí el móvil con la esperanza de que fuese Maeve.

Era un número desconocido y me había mandado un vídeo de 10 segundos, lo abrí desconcertado. Entonces la vi, era Maeve estaba atada en una silla con la mirada perdida y lo ojos rojos de haber llorado.

No decía nada, simplemente miraba a la cámara.

Me llegó otro mensaje.

— Ve a la dirección que te voy a mandar, tienes una hora. Sin juegos.

Me llegó el último mensaje con la dirección.

Estrujé el móvil entre mis manos, marqué el número de Evette y deje el móvil en el salpicadero. Sonó un par de veces y finalmente lo cogió.

— ¿La has encontrado?— escuché la voz esperanzada de Evette.

— No exactamente, no te puedo decir mucho, solamente que sé dónde está y que voy a ir a buscarla.

— ¿Dónde estás yendo?— dijo preocupada.

— No te lo puedo decir, solo confiad en mí.

Ella suspiró— Esta bien, no hagas nada que te ponga en peligro.

— No lo haré— colgué el teléfono.

Llame otra vez a Maeve. Volvió a sonar el buzón de voz, esta vez le dejé un mensaje.

— Hola Maeve, soy yo, Alek. Sabía que no me lo ibas a coger pero lo he intentado de todas formas. Ahora mismo estoy yendo a por ti, se que seguramente estarás asustada y no entenderás nada, pero no te preocupes dentro de poco volveremos a estar juntos. Tendré que volver a aguantar tus preguntas interminables y tu mis comentarios de mierda— hice una pausa— te quiero lyubopytnaya devushka, adiós— colgué.

El paisaje cambió a un bosque, llegó un momento en el que ya no pude continuar en coche, así que decidí dejarlo escondido entre varios árboles y seguir a pie. Todo lo que veía eran árboles y más árboles, hasta que llegó un momento en el que pensé que me había perdido y no podría salvar a Maeve.

Y entonces en medio de la nada vi una cabaña de madera, me acerqué a ella. La chimenea estaba encendida pero a penas se podía ver nada del interior.

Llegué a la puerta y apoyé la mano dispuesto a abrirla.

EviternoWhere stories live. Discover now