capitulo 8.

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Mientras la niña sostenía a la bebé en brazos, una aurora la guiaba. La niña sonreía siniestramente a la aurora, mientras de la manta que cubría a la bebé, sacaba cuidadosamente un cuchillo, con movimientos lentos para no lastimar a la pequeña.

Dejó a la bebé en el suelo, bien cubierta para protegerla del frío, y se acercó sigilosamente a la aurora, pensativa. Con un movimiento rápido, clavó el cuchillo en la pierna de la aurora, provocando un grito que fue rápidamente silenciado al clavar el cuchillo en su nuca, atravesando la piel y acabando con su vida casi al instante.

Ahora, lo único que tenía que hacer era actuar rápido antes de que alguien llegara. Rápidamente tomó sangre y escribió en la pared. Con su tarea completada, tomó a la bebé para amamantarla y salió por una ventana que daba a un bosque.

Corrió lejos al escuchar gritos. "Parece que ya la encontraron", pensó maliciosamente mientras sonreía.

Mientras ella huía, la noticia se difundía rápidamente y la mitad del mundo mágico ya sabía de la "tragedia de la familia Afton y la desaparición de sus dos hijas menores".

En el Ministerio, reinaba el caos. Personas corrían de un lado a otro, y los gritos pronto cesaron cuando la puerta principal se abrió para dar paso al Ministro y sus secretarios.

"¿ALGUIEN POR FAVOR ME PUEDE EXPLICAR TODO ESTE GRITERÍO?" gritó el Ministro, mirando seriamente a sus empleados, esperando una explicación.

Un empleado se acercó tímidamente al Ministro, quien lo miró con seriedad, relajando su postura pero manteniendo su autoridad.

"B-bueno, verá, acaban de publicar en El Profeta sobre la tragedia de las familias Potter y Afton," dijo mientras le pasaba el periódico, que se rompió poco después de que el Ministro lo viera.

"¿Cómo... pasó esto?" preguntó, mucho más serio de lo que estaba. Si era verdad lo que decía, entonces tal vez, solo tal vez, tendrían paz por primera vez.

"No lo sabemos, señor," dijo alguien entre la multitud.

"Bien, sigan trabajando. Iré a trabajar," dijo el Ministro mientras tragaba duro. Si era verdad que los Afton, una de las familias más poderosas, habían muerto, la única persona que pudo haberlos matado debía ser un familiar, porque ni siquiera el-que-no-debe-ser-nombrado se atrevía a atacar a los Afton. "Entonces, ¿quién habrá sido capaz de asesinar a su propia sangre?" se preguntaba mentalmente.

Rápidamente, borró esos pensamientos. "Nadie mataría a su propia familia, ¿verdad?" se preguntaba mientras caminaba a paso rápido hacia la chimenea, tomaba polvo Flu y se metía en la chimenea.

Gritando fuerte y claro, "¡Oficina de Dumbledore!" antes de desaparecer en unas hermosas llamas color esmeralda.

En la oficina de Dumbledore, todo era un caos. Profesores y el conserje gritaban, mientras Dumbledore ponía un hechizo a su Fénix para proteger sus oídos.

Dumbledore estaba sentado en su silla, con los codos apoyados en la mesa y las manos entrelazadas, los ojos cerrados.

Esperaba que todos terminaran con sus gritos. Unos minutos después, escuchó cómo la sala quedaba en un silencio incómodo. Abrió los ojos y vio al Ministro mirándolo fijamente, serio. Dumbledore ladeó la cabeza, preguntándose si también recibiría gritos por algo que no sabía que pasaría.

Pero no hubo gritos, solo un silencio tenso. Dumbledore volvió a abrir los ojos, mirando fijamente al Ministro, quien parecía casi tierno comparado con la expresión infantil de Dumbledore.

"¿Se puede saber qué hace usted aquí, Ministro?" preguntó Dumbledore, aún sin entender por qué el Ministro estaba en su oficina.

"¿Ha visto El Profeta, profesor Dumbledore?" preguntó el Ministro. Dumbledore no respondió, pero su rostro mostraba confusión. "¿Para qué quiere que vea El Profeta?" se preguntaba inocentemente, sin saber el alboroto que le esperaba tras responder un simple "no".

"No, no lo he leído, ¿por qué?" Eso fue suficiente para que se escucharan todos los gritos del Ministro fuera de la oficina, quien solo le dio un zape a Dumbledore, sorprendiendo no solo a los profesores sino también al conserje.

Dumbledore solo lo miró con un puchero antes de comenzar a brillar, causando que todos sacaran sus varitas, apuntando a Dumbledore, quien dejó de brillar para revelar a un apuesto joven de cabello castaño, piel pálida y unos hermosos ojos azabache que hipnotizaron a todos.

"¿Eh?" fue lo único que salió de Dumbledore antes de mirarse detalladamente y volver a mirar al Ministro, para luego desmayarse, asustando a todos. Rápidamente se acercaron al joven Dumbledore, quien yacía desmayado en su silla.

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"Ay, Dios mío..." escucharon todos antes de posar su mirada en Dumbledore, quien apenas se levantaba de la cama, poniendo su mano en la cabeza, tratando de que el dolor se fuera.

Pero parecía empeorar, sacándole quejidos y muecas a Dumbledore, quien miró a su alrededor, confundido, dándose cuenta en cuestión de segundos de que estaba en el hospital de la escuela.

Giró su cabeza, mirando a todos, quienes lo observaban curiosos. "¿Este es Dumbledore de joven?" se preguntaban mentalmente todos, viendo cómo el mencionado los miraba confundido.

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estoy en hogwarts!?!,y soy un gato?!!(Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora