33| No es tan fácil dejar que una persona te odie

517 47 10
                                    

Jaden.

—No seas tan perseguida mujer –suspiré ya cansado de repetir lo mismo una y otra vez.

Madison me miró con impaciencia, aunque seguí en lo mío. Moviendo el muñeco como si tuviese vida y se lo acerqué a mi hija quien rio, y se escondió detrás del sillón pensando que la iba a atacar.

Madison agarró el muñeco gigante y horrible para que le prestara atención. Obteniendo un suspiro de mi parte, y mi atención también.

Llevaba una camiseta corta ya que el ambiente era cálido, y lo que resaltaba en ella eran sus pechos. Estaban estratégicamente acomodados en el sostén para llamar mi atención. Sin embargo, levantaba la mirada después de observarlos y causarme un poco de gracia por sus intentos.

Levanté la mirada una vez más, causando una sonrisa orgullosa de su parte.

—Jaden, quiero que me seas sincero –murmuró insistente. Miró a su hija para después devolver la mirada hacia mi–. No tenemos sexo hace semanas y cada vez que te doy un beso tratas de esquivarlos –cuestiona, esta vez en tono bajo para que Leah no pueda escucharnos.

Aunque estaba preocupada escondiéndose y asomando su cabecita para ver si el peluche volvía. Riendo con la risa que me llenaba el corazón.

Devolví la atención en mi novia quien me miraba desesperada.

—Eso es porque... –intenté inventarme algo rápido–. No encontramos el momento –mentí con descaro, como bien estaba haciendo hace días y días.

Madison hizo un puchero que me dio mucha ternura. Aunque cuando se abalanzó sobre mis labios, me hizo querer correrme enseguida deseando que esto se termine. Y no por Madison, la adoro, pero no aguantaba más besarla y no sentir nada más que deseos que sea Olivia.

Para mi suerte, el chillido de Leah me hizo separarme.

—¡Mamá están tocando la puerta! –mi hija chilló, para que le hagamos caso.

Amaba a esta cosa que Madison había creado. Sonreí para mis adentro cuando la rubia mayor se levantó.

Habían pasado unas dos semanas y media desde que Olivia se había ido. Y no podía negar que la extrañaba más de lo que li hice años atrás. Sentía la necesidad de tenerla a mi lado y hacer todas aquellas cosas que no pudimos hacerlas cuando más deseaba.

Ahora que ambos estábamos dispuestos a hacer las cosas bien, cuando se lo digamos a nuestras respectivas parejas claro, íbamos a poder disfrutar y gozar de aquello que nos negamos al ser unos adolescentes.

Madison era alguien que adoraba con mi ser, y la persona que me dejo encargarme de un ser de luz. No solo eso, sino que me mantuvo en su hogar durante mucho tiempo hasta el momento en el que decidí hacerme cargo. Como si fuésemos una familia. 

Me dolía tener que rechazarla, o negarme a su cariño que había rechazado indirectamente años atrás. No me dejaba acariciar, ni si quiera que me de besos que no sean en la boca y para después llegar a otras cosas. A veces sentía que no fui un buen novio con ella, pero desde que me dejó Liv estaba dispuesto a no dar el cariño que sabía que no iba a recibir.

Con Madison era diferente, porque estaba dispuesta a darme todo el cariño que necesitaba. Y estaba totalmente arrepentido de no valorarlo en su momento y tener que hacerlo ahora, justo cuando estaba dispuesto a dejarla por alguien que realmente amo.

𝐖𝐄 𝐃𝐎𝐍'𝐓 𝐆𝐈𝐕𝐄 𝐔𝐏  | #𝐑²Where stories live. Discover now