Capítulo 13.

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—Esa wacha esta re buena —dije cuando apareció Sally.

—Unas ganas de revisarle el caño de escape —soltó Ivan haciendo que me ría.

—Un montón —susurré —. ¿Tanto te gusta?

—Na. —Extendió su brazo y lo paso sobre mis hombros para acercarme a su pecho —. Encontré algo que me gusta más —dijo por lo bajo.

—¿Ah si? —Levanté una ceja y alcé la mirada para encontrarme con la suya —. ¿Qué? —me atreví a preguntar.

Chasqueo la lengua.

—Que te importa. —Volvió a mirar la tele.

Me reí por lo bajo y apoyé mi cabeza en su pecho.

Yo te encontré a vos y eso me encanta.

Pestañee varias veces intentado salir de mis pensamientos y concentrarme en la película favorita de Ivan en su niñez. Me resulta muy tierno imaginarme esa secuencia.

—Seguro era re tierno —susurré mi pensamiento inconscientemente.

—¿Quién? —preguntó curioso mi acompañante.

—¿Qué? —Fruncí el ceño.

—¿Quién era tierno? —repitió lo que dije.

—Nadie —finalicé.

—Dale, decime —insistió mirándome.

—No —me negué.

—Dalee —levantó el tono de voz impaciente.

—Te dije que no loco. —Lo golpeé.

—Decime. —Agarró mis brazos impidiendome moverme, aprisionandome contra el sillón.

Me quejé intentando soltarme.

Su cuerpo emana un calor que envuelve el mío poniéndome muy nerviosa.

—Salí, sucio. —Arrugué la nariz.

El sonrió mientras admiraba mis ojos.

Mis cachetes arden y no puedo esconderlos.

—¿Me vas a decir? —susurró.

—¿Para que querés saber? —Moví mi cuerpo debajo del suyo incómoda por la cercanía.

—¿A quién le decis tierno? —Frunció el ceño molesto.

—¿Te molesta? —indague.

—Pff. —Bufó —. Obvio que no.

—¿Entonces? —Sonreí divertida.

—¿A vos...? —balbuceo —. ¿A vos te gusta alguien?

Fruncí el ceño pensativa.

—No sé, nunca me gustó alguien, no sé como se siente. —Miré sus orbes marrones.

—Cuando te gusta alguien tu pulso se acelera —susurró deslizando sus dedos por mi cara —. Te agarran altos nervios, pero son nervios lindos, desconocidos. —Pasó la yema de su dedo pulgar por mi labio —. Sentis algo en la panza y en el pecho como cosquillas. —Acarició mi mejilla.

Tragué saliva nerviosa.

—¿Y qué hago si me pasa todo eso? —pregunté a duras penas.

—Si ves que la otra persona también se siente así, se lo decis. —Sonrió levemente.

—¿Y cómo me doy cuenta que esa persona se siente así? —dije confundida.

—Mmm... —dudó —. Todavía no sé bien. —Suspiró.

—¿Y si se lo pregunto? —Mordí mi labio inferior nerviosa.

—Capaz te lo diga —susurró ido.

Suspiré.

—¿Vos te sentis asi? —susurré después de tomar fuerzas.

—Yo... —Pestañeo repetidas veces aclarando sus ideas —. ¿Por qué me lo preguntas a mí? —inquirió interesado y sorprendido.

—Por nada —balbucee desviando la mirada totalmente colorada.

Ivan no se alejó. En cambio, lo sentí acercarse hasta dejar un beso en mi mejilla.

—Si —respondió finalmente.

No me animé a preguntar que es lo que afirma.

(...)

—Ponete esto —le extendí un nuevo conjunto que estoy haciendo.

Al final Ivan me convenció en usarlo como modelo.

Me hizo caso y cuando volvió lo analicé atentamente.

—Mmm... —dije pensativa —. Ya se —susurré.

Agarre una lata de pintura en aerosol para tela e hice algunos grafittis en la espalda y en la parte de atrás del pantalón.

—¿Y todo esto se te ocurre así tan rápido? —cuestionó mirándose en el espejo fascinado.

—A veces tardó más, a veces menos, es todo depende —dije revisando la parte de abajo para ver el talle que tiene pegado y saber si hay que modificarlo.

—¿Depende de qué? —bajo la cabeza para mirarme.

—De mi inspiración —respondí tranquila.

—¿Entonces ahora estas muy inspirada? —Sonrió levemente.

—Desde que te conocí estoy muy inspirada —afirmé mirándolo con una sonrisa.

—¿Posta? —Levantó las cejas sorprendido.

—Ajá. —Asentí volviendo a prestarle atención a la ropa.

—Fua, denada.

Me reí.

Las horas pasaron re rápido y tuvimos que parar porque nos estábamos cagando de hambre.

—No sé, pedí cualquier cosa —me quejé tirada en el sillón.

—Una buena poronga. —Se mordió el labio haciéndome reír —. Pido unas hamburguesas fue. —Seleccionó algo en su celular.

—Con mucho queso —pedí.

—Culo tapado —se burló.

Miramos videos randoms en YouTube mientras esperábamos.

Tocaron timbre e Ivan fue a recibir la comida.

—¡Amigo, Spreen! No lo puedo creer —Escuché una voz desconocida.

—Que onda ¿todo bien? —Ivan le contestó de forma amable.

—Todo bien, ¿nos podemos sacar una foto? —pidió.

—Si, obvio. —Pude ver desde mi lugar como salió un toque para sacarse una foto.

—Toma amigo, buen provecho.

—Gracias wacho, suerte —se despidió Ivan.

—Me re doxeaste estúpido, para que salis a atender —dije cuando volvió y puso las bolsas en la mesita.

—Vos me dijiste que salga la concha de tu madre —se defendió.

—Me hubieras dicho que no —le discutí divertida.

—Chupame la pija. —Se cruzó de brazos ofendido negado a sentarse.

Solté una carcajada y me levanté para abrazarlo.

—Era joda, ¿qué haría sin vos? —susurré.

Vecinos; Spreen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora