Happy Birthday Ciel

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Capítulo 11.

Happy brithday Ciel. 

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(Quizá no inició como el día que soñó, pero podría terminar incluso mejor.)

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Esa mañana despertó con el ánimo hasta el cielo por sus 18 años. Quizá no festejaria con un evento para 5mil personas en el mejor antro de la ciudad como hizo su hermano meses atrás, pero el tendría algo mucho mejor. Una fiesta con su familia, su hermana adoptiva, su cuñada y su pareja. Y esa era la mejor parte hoy que cumplía 18 podía formalizar lo suyo con Sebastián y luego reafirmarlo en las sábanas por la noche. 

Hoy nada podría salir mal… 

Cuando llegó a la cafetería se sorprendió bastante de que todos siguieran trabajando a su ritmo normal. 

Por otro lado… El nunca jamás ha sido fanático de su cumpleaños, después de todos solo llegaban desgracias en esa fecha en particular. Empezó a trabajar con normalidad, despachando pedidos igual que siempre. Recibió algunas felicitaciones de los clientes más antiguos del café. Aunque no lo quisiera admitir en voz alta eso le dio un poco más de ánimos en el día, al menos hasta la hora de cerrar inusualmente temprano. Detalle al que prefirió no darle importancia. 

-Bueno chicas. Me voy. - se despide Ciel una vez que esta con la pareja fuera del local. 

-¿Solo así? - pregunta la rubia. 

-Tengo que ir a casa. Normalmente mandame Angellina va con su hijo a felicitarme. Ella no es malvada, solo el idiota que tiene por esposo. No quiero ser descortés. - 

-Aguarda. - interrumpe la alemana. -Poco antes de que llegaras vino una mujer pelirroja con un chico parecido a ti. Dejaron varios obsequios. Los pusimos allá arriba con los nuestros. - 

-¿Suyos? - 

-Claro, no íbamos a olvidar tu cumpleaños. - ambas chicas abrazan al menor. -Boldog születésnapot, Ciel. - susurra la rubia. 

-Alles Gute zum Geburtstag. - 

-Gracias chicas. - responde emocionado. Tan solo con ese detalle ellas le habían dado un magnífico día. 

Solo faltaba el idiota desaparecido. Aquél que le prometió la luna y en este día no dio siquiera la cara. 

-Entonces ven con nosotras. Compramos cervezas desde ayer. Podemos al menos ponernos ebrios.- habla la alemana cubriendo los ojos del chico con una corbata. 

Ese aroma… 

-Me agrada. - respondió muy bajo. 

-¿De qué hablas? - 

-De beber hasta ponernos ebrios. Y lo de la venda… Solo desearía que no hubiera escalones tan pronto entramos a la casa de Lizzy. - 

-No tengas miedo Ciel, nosotras te cuidamos. - responde la rubia cerrando la puerta tras ellos y subiendo de inmediato dejando varado al chico en la entrada. -¡Chicas! - grita el pequeño tocando a la nada con sus manos buscando ubicarse para poder subir con éxito. 

-Vamos, ya estas cerca del primer escalón. - responde la alemana antes de entrar a la cocina con la rubia.

Ciel por su parte lleva sus manos a la corbata tratando de quitarla, sin embargo otro par lo detiene. 

-¿Sebastián? - no obtuvo respuesta pero si un suave beso al cual se entregó con mucho placer dejándose arrinconar contra un muro mientras el contacto se volvió mucho más demandante. 

R. O. F. Where stories live. Discover now