𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 14: ¡𝓣ú 𝓵𝓸 𝓪𝓻𝓻𝓾𝓲𝓷𝓪𝓼 𝓽𝓸𝓭𝓸!

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En el transcurso del mes siguiente, el embarazo de Wangji se hizo más evidente, lo que le obligó a reducir sus salidas. Cuando iba de compras o a pasear, por el parque bien a pie o en coche, siempre la acompañaban al menos dos sirvientes, a quienes Wuxian había dado órdenes concretas. No estaba en condiciones de agotar, habia dicho su marido, ni de aventurarse en zonas poco seguras, y si de comer con regularidad.

—No soporto que se me trate como un niño —le había dicho Wangji una mañana sentado ante el tocador. No podía evitar sentirse molesto por la pérdida de libertad. Tras haber experimentado qué era eso de hacer lo que le apetecía o de ir adonde quería, ahora le resultó difícil llevar la vida protegida que acostumbraba llevar a cualquier omega de su posición—. Haga lo que haga, siempre hay alguien que intenta ayudarme, o cuidarme... o darme de comer alguna cosa.

En lugar de burlarse o hacerlo de menos, Wuxian le escuchó con aparente seriedad.

—Nadie te trata como a un niño — respondió—, sino como a alguien cuyo bienestar valoro por encima de todas las cosas.

—Me siento prisionero —dijo con resentimiento—. Quiero ir a algún sitio, hacer algo...

-¿Como que?

Wangji suspiró y tomó un cepillo con el que peinó con energía su cabello largo y suelto.

—Desde el baile no ha venido nadie a casa, no tengo más amigos que Yanli que, como tú, siempre está ocupada en el teatro, y aunque recibimos una docena de invitaciones cada día, jamás aceptamos ninguna.

La frente de Wuxian se arrugó al mirar la cara tensa de su esposo.Reconoció que eso era más o menos lo que había esperado: los años de reclusióntan celosamente mantenidos tocaron a su fin. Wangji era joven, vibrante y 

necesitaba una vida social activa, tener amigos y disfrutar de las variadas diversiones que propuso Londres.

—Entiendo —dijo, quitándole el cepillo de las manos y dejándolo a un lado. Se puso en cuclillas a su lado, de manera que sus caras permanecieron a la misma altura—. Cariño, no es mi intención tenerte como un pájaro en una jaula de cristal. Veré qué puedo hacer para animar un poco tus días. —Su boca se torció en una sonrisa burlona—. Doy por sentado de que no tienes quejas de las noches.

—No — respondió Wangji sonrojándose. Recuperando la sonrisa, alzó la boca de buen grado para que Wuxian lo besara.

Fiel a su palabra, Wuxian empezó a llevar a Wangji a exposiciones de arte, subastas, cenas y veladas musicales. Cuando iban al teatro a Drury Lañe o la Royal Opera House, ocupaban un elegante palco privado. Para eliminar a Wangji , aceptar invitaciones a fiestas campestres de fin de semana, en las que tuvo ocasión de conocer a otros jóvenes con los que tenían mucho en común. Sabía que a Wuxian no le hacían gracia tales celebraciones, como tampoco que fuera objeto permanente de atenciones, especulaciones y entusiasmo. El hecho de que estuviera dispuesto a sacrificar su preciada intimidad por el era tan halagador como desconcertante. Wangji era consciente de las envidias que despertaba entre terceros por tener a Wuxian como marido. Era encantador, inteligente, generoso y tenía una elegancia de la que otros maridos carecían.

Sin embargo, con independencia de lo íntimo o cómoda que pareciera su relación, Wangji sabía que distaba mucho de lo que podía ser. Wuxian ya no le miraba como antes, nunca había ardor y deseo en sus besos y manifestó una distancia ligera y crucial entre ambos. Estaba claro que no confiaba, y procuraba por todos los medios evitar cualquier intimidad emocional.

Por qué tú eres míoWhere stories live. Discover now