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Hoy era el gran día, el día de mi boda. Tenía a Nico a mi lado que es como mi hermano y a sus padres que desde niños también me trataron como a una hija, les quería pero ellos no eran mi padres. Necesitaba a mamá aquí para calmar mis nervios, para darme ánimos, necesitaba a papá para que me detuviera y no saliera corriendo, para que me aconsejará, los necesitaba porque quería un abrazo de ellos pero el universo fue cruel conmigo y me los arrebato de mi lado. Pero hoy no es un día de tristeza es un día en el que que debo estar feliz porque me caso con el amor de mi vida, con los amores de mi vida.

—Estas hermosa. —dijo Nico entrando a su habitación. Porque gracias a sus grandes ideas pase la noche lejos de Lena y dormí en el apartamento de él. —No hay duda de que Lena no te quitara los ojos de encima. —dijo. —Por cierto Esme ya está lista y está igual de hermosa como su madre.

—Gracias Nico. —termine de arreglar el traje ya que al final me decidí por un traje de tres piezas color vino a juego con una camisa blanca. Fue una decisión de lo más difícil ya que la persona que me acompañó a comprarlo fue otra persona igual de indecisa que yo, Nico. —¿Seguro que este es buen color para una boda?. —pregunte con duda.

—Por supuesto que si pequeña. —me respondió la mamá de Nico, Raquel que venía de la mano de mi princesa. —Siempre creí que el primero en dar este paso sería mi hijo y mira a ti te atraparon antes.

—Esa mujer me conquistó desde el primer momento Raquel. —me acerque a tomar sus manos y me abrazo con todo el amor que siempre tiene. —La quiero mucho, gracias por estar en este día tan especial para mi. —susurre en medio del abrazo.

—Yo también te quiero mi niña y sé que donde quiera que estén tus padres están orgullosos de la gran mujer y madre que te has convertido. —comenzó, abrazándome más fuerte. —Ellos siempre hablaban de que querían estar este día tan importante contigo, porque ellos sabía que este día llegaría aunque tu no dabas señales de querer tener una relación. Ten por seguro que Samuel y Lucía estarán hoy contigo acompañándote en este día.

—Muchas gracias por tus palabras Raquel. —me aleje limpiando las lágrimas que se me escaparon. Me inclique para abrazar a Esme que como dijo Nico estaba hermosa con su vestido color beige con detalles de flores en la parte de la falda.

Salimos del apartamento con rumbo a la casa de mis padres donde se llevaría a cabo la ceremonia, al llegar pasamos directo al jardín la entrada tenía un arco adornado en su totalidad con rosas blancas, las sillas del mismo tono y en el camino estaba decorado con telas que colgaban a lo largo de este y terminaban en el altar. Ya había algunos invitados entre ellos estaba, Nico y sus padres, Alejandra mi jefa, Melissa, Diego y Susan que son compañeros de trabajo con lo que he establecido una buena amistad. Por parte de Lena estaba Claudia que era compañera en la recepción, Emma su mejor amiga de la universidad que llegó de visita y se quedó para nuestra boda y le ayudó a prepararse, Andrés y Sara que son abogados del despacho donde trabaja. En realidad nuestro círculo de amigos era algo reducido por tal motivo fue posible organizar una boda en tan poco tiempo.

Ver a Lena entrar con su vestido de novia y con Esme a su lado fue lo que ocasionó que perdiera la noción del tiempo solo existiamos nosotras. El vestido de Lena era totalmente blanco, largo, con los hombros descubiertos y con una tira de piedras justo debajo de su pecho. Estaba hermosa.

No preste atención a nada que no fuera la mirada de Lena, no podía dejar de admirarla.

—Los anillos. —pidió. Y se acercó Esme con una caja roja terciopelo. —¿Christina Rose aceptas a Helena Jones como tu esposa para serle fiel en las alegría y en las penas, en la salud y en la enfermedad, así como amarla y respetarla todos los días de su vida?. —dijo el juez.

La Mamá De Mi Alumna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora