-8-

0 0 0
                                    

//Estás durmiendo en esta cama conmigo//

Desperté en una habitación desconocida. Una cama de hospital. Y una mano tomando mi mano.

—Ya despertaste, genial. —Dice la voz de Ashley.

—¿Cómo te sientes?

—Tengo migraña.

—No te preocupes. Ya te pusieron analgésicos. —Dice Oliver.

—Hola Scarlett, ni nombre es Ariadne. Soy la doctora que se encargo de curar tu herida. ¿Me podrías decir qué te pasó?

—Yo... No lo recuerdo. Me sentí mareada, y luego... No lo sé. —Finjo demencia. Claro que recuerdo.

—¿Has comido bien?

—Si, solo que bebí demasiado para mí. Quizá me cayó mal. ¿Ya nos podemos ir?

—La herida no es grave, no necesitaste sutura. Le coloqué una solución, es como un pegamento. Sólo necesitarás no mojar tu cabello en las próximas horas, pero estarás bien. Y la memoria, puede que sea por el golpe, pero hicimos los estudios necesarios, y parece ser que no hay daño.

—Buenas noticias. Me siento cansada. ¿Podemos irnos ya?

Luego de que nos dieran el alta Harold me llevó a su auto. Nos despedimos de los chicos y comenzó a conducir hacia mi casa.

—¿Quién fue?

—¿Cómo?

—¿Quién lo hizo?

—No comprendo.

—Scarlett no me mientas. No finjas conmigo por favor. Dime quién te hizo esto.

—No puedo decirte. Es mejor dejar esto por la paz.

—Terminaste en un hospital Scarlett. Se supone que yo debía cuidarte.

—Mira, hamburguesas. Vamos por unas. —digo al ver un restaurante. —Vamos, qué mejor que hamburguesas a las 3am.

Él no dijo nada. Solo condujo hasta el restaurante y se estacionó. El lugar estaba prácticamente vacío. Pedimos hamburguesas y nos sentamos en una mesa al lado de la ventana. Podíamos ver su auto desde ahí.

—Tienen una gramola ahí. ¿Será que funciona? —Pregunto.

—Si funciona. —dice el hombre del restaurante mientras coloca las bebidas que pedimos. —Una moneda, cinco canciones.

—¿Tienes una moneda? —Le pregunto a Harold. Él no dice nada, me mira de una forma extraña pero me entrega la moneda.
Me levanto y voy hasta el aparato. Busco los artistas. Elijo mis cinco canciones y regreso a la mesa.

—Listo, espero te gusten.

—¿Fue Chiara? —pregunta.

—Harold, olvidemos el tema.

—Te lastimaron.

—Estoy bien. Estoy aquí, y aún eres mi cita de san Valentín. ¿Podrías por favor hacer de esta una linda cita?

Nos quedamos en silencio por un largo rato. La hamburguesa llegó. Comencé a comer papas, y justo en ese momento sonó Girls Just Want to Have Fun
de Cyndi Lauper, así que decidí ofrecerle un show; el cual consistió en mi caminando por el lugar con un salero cantándole. El comenzó a sonreír luego de unos segundos. Al parecer estaba maravillado con mi show, ya que incluso él cantaba.
Cuando terminó la canción volví a sentarme y él seguía riendo.

—Eres muy espontánea. —Dice sonriendo.

—Lo sé, puedo serlo de vez en cuando. Ahora saludo. —digo y ambos chocamos nuestras hamburguesas.

Precio AltoWhere stories live. Discover now