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TODOS LOS HABITANTES DE HACKENSACK CULPARON A JUNIOR WHEELER de los horribles acontecimientos sucedidos el año anterior. Por supuesto que nadie creía que el responsable había sido un asesino en serie con su alma dentro de un muñeco pelirrojo de los 80s. ¿Suena loco no? Hubo mucha gente afectada, algunos más que otros. Y con eso me refiero a emocionalmente.
Mientras que todos siguieron con sus vidas-o trataron de hacerlo-, Junior gozaba de todas las comodidades que Guinevere le brindaba. Incluso más de las que sus padres alguna vez le brindaron. Dejó el atletismo para hacer algo que si le apasionaba, tocar la guitarra. A el y a Guinevere les enseñaban defensa personal ciertos días de la semana, hacían ejercicio juntos todas las mañanas, y ambos se tiñeron el cabello negro. Junior estudiaba en una buena preparatoria, aunque no tenía amigos, había chicos y sobre todo chicas que se le acercaban para "amigar" pero el los rechazaba. Sus únicos amigos dentro y fuera de la escuela eran Archer y Edén, con quienes se llevaba de maravilla y eran más que suficientes.
Al principio todo estuvo bien, hasta que Junior volvió a tener pesadillas todas las noches. Despertaba a mitad de la noche gritando, bañado en sudor y asustado. De no ser por su novia, con quien compartía cama, no conseguiría calmarse. Había noches que no dormía. A veces sin que nadie supiera, recurría a su cuñado a quien se había hecho cercano, en busca de "pastillas para dormir"–en realidad eran drogas–, a las que poco a poco fue haciéndose adicto. Consumía todos los días. Se drogaba para mantenerse despierto, para mantenerse concentrado en clases, para estar feliz, para olvidar.