Capítulo 3

423 22 4
                                    



—¿Estás bien? —Justin me sacude el hombro gentilmente haciendo que aterrice de la nube negra que eran mis pensamientos.

Trago suavemente aun sintiendo el nudo haciéndose más grueso y lo miro con una sonrisa que hace que los ojos casi se me cierren, ocultando las lágrimas que se han acumulado en mis ojos.

Doy un apretón a su hombro asintiendo.

—Todo bien —le brindo una sonrisa suave, pero parece no convencerlo del todo porque me mira con los ojos entrecerrados, ni hablar de Emily que solo se limita a observarme con tristeza, provoca que los ojos me ardan aún más.

No lo hagas. No llores. No aquí...

—Todo está bien, pero recuerden que no podemos retrasarnos más. Debo de ir a buscar mi horario y ustedes sus edificios donde impartirán sus clases.

—Te acompañaremos a buscar tu horario en rectoría, nos queda de paso —insiste, mirándome con preocupación a la espera de mi respuesta.

Como le explico que en estos momentos necesito estar solas, necesito ir por el campus y perderme un momento.

Pienso en como le explicaré a Justin que quiero estar un momento a solas, que quiero ahogarme en llanto sin que nadie me mire hacerme trizas, pero Emily se me adelanta.

—Justin, recuerda que tenemos que ir a otro lugar antes —Justin la mira confundido.

—¿A dónde? —la mira con el ceño fruncido.

—No recuerdas lo que te dije esta mañana de ir a servicios estudiantiles que necesito que arreglen algo de mi pensum, te lo comenté antes —Justin frunce aun más el ceño y mira al suelo un momento, Emily me mira solo unos segundos para guiñarme el ojo y voltear a Justin.

La sensación de alivio me invade.

—Pero Jenny...

—No te preocupes por mí, tengo tú número y cualquier cosa te escribo. Sé llegar a rectoría no me perderé, recuerda que no tengo cinco años.

Justin suspira y peina su cabello hacia atrás antes de asentir.

—Bien, cualquier problema que tengas...

—Te llamaré a ti, lo tengo.

—Sabes que si me necesitas solo debes de llamarme, ahí estaré para ti, siempre —me mira con la preocupación genuina de un hermano mayor. Y eso es lo que nosotros somos desde los dos años, hermanos por elección.

—Lo sé, no te preocupes —lo miro cálidamente.

Justin asiente y deposita un beso en mi frente antes de tomar la mano de su novia y comenzar a alejarse.

Suelto un suspiro y comienzo a andar por el campus, con el único objetivo de desaparecer.

Miraba sin mirar, caminaba sin un rumbo, pero algo tenía claro en aquellos instantes: quería perderme en mis pensamientos y dejar de sentir.

La pesadez en mi pecho provoca que me sienta sofocada, porque las ganas de llorar y gritar miles de cosas que tengo para decir se quedan una vez más en mi cabeza sin poder decirlo.

Llego a lo que parece la cancha de futbol americano de la institución y visualizo que más allá hay un gran árbol, por lo que me acerco hasta que tiro mi mochila sin importarme que se maltrate y me dejo caer, apoyando mi espalda contra ella.

Miro hacia las gradas y todo el panorama que se presenta ante mis ojos. Los recuerdos de mis días en el colegio el como apliqué para las porristas y lo mucho que me gustaba fastidiar a Kelsey.

El precio de amarte ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora