El peso del dolor

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Sasuke regresaba a casa después de una larga noche en el cuartel general del anbu. Estaba agotado. Entró a su casa dejando su morral sobre la mesa lateral del vestíbulo. El sonido de una olla hirviendo y el sonido del tic-tac del reloj le daban la bienvenida, continuó atravesando la sala de estar hasta llegar a su dormitorio, su esposa se acomodaba la pulsera de su muñeca frente al espejo:

—¿No fuiste al hospital? —, preguntó con voz insípida.

La mujer al notarlo bajo la mirada, no sabía como actuar, pese al inusual regalo del día anterior aún tenían una conversación pendiente, pero si su esposo no estaba de suficiente animo no habría ninguna charla. O tal vez él ya lo daba por resuelto, no era novedad para ella que después de una situación incómoda el guardará silencio y luego actuara como si nada.

—Tengo turno de noche, estoy preparando algo para almorzar y luego intentaré dormir un poco—, respondió temerosa.

—Ya veo— suspiró recostándose sobre la cama, —¿pudiste oír mi mensaje? — preguntó quitándose la capa.

—Sí, fue bastante emocionante, muchas gracias.

—Naruto también vino, ¿verdad? —, preguntó con pesadez.

Sakura entendió que él venía preparado para discutir, aunque ella ya había repasado todo antes de dormir.

—Sí, aunque Sarada lógicamente no le invito.

—¿Por qué dejaste que viniera y aceptaste su odioso regalo?

Sakura se giró con furia y fijó su mirada en su frio esposo:

—Porque es mi mejor amigo y porque fue una época especial para mí, sabes eso mejor que nadie.

—¿estás diciendo esto en serio?.

—¿quieres que comencemos a quejarnos del pasado? ¡Porque por el no podemos hacer nada, lo que tenemos ahora es el presente! — gritó Sakura caminando hacia fuera de la habitación, la rabia se le subía a la cabeza llena de indignación— y por cierto, en este presente me doy cuenta de sola que me siento, ahora que Sarada ya no me necesita, si estoy sola. Y tu solo regresas cuando se trata de tu trabajo.

—Tú lo sabías—, respondió molesto

—¿saber qué? A es cierto "Mi trabajo siempre estará primero, es la única forma de expiar mi pasado", yo lo acepté...—, resongó dando un portazo.

El hombre se inclinó y camino furioso detrás de ella, el sujeto de su brazo y la atrajo hasta él:

—Hubieras preferido que Sarada hubiese sido de él ¿no es verdad? Sin el peso de mi familia y tampoco mi propia oscuridad—, preguntó afilando su mirada.

—estás loco...

—si tal vez, porque Hinata ya estaba esperando a Boruto. Entonces no es una locura, yo era tu mejor opción. Con el dinero de todo mi clan congelado y yo fuera de la aldea podrías criar a Sarada en paz. Porque ya no podías volver a los brazos de Naruto, porque no podías quitarle el sueño de ser Hokage y hacer sufrir a Hinata...¿verdad?

—¡Te amo! ¡esa es la verdad! — gritó Sakura quebrándose por completo.

El la sostuvo intentando calmarla, notó cuan duró había sido con ella, aquel viaje había sido real, este matrimonio lo era, la conocía tan bien que lo sabía y tanto como él hecho de que su estilo de vida le hacía daño a su familia.

—Me has sido fiel todos estos años, lo sé. Perdóname.

La mujer se aferró a su esposo, tenía una angustia que no podía calmar, ahogo sus sollozos en el pecho del hombre. Sus piernas perdían fuerza, se dejaba caer al piso, inconscientemente él le siguió hasta que ambos quedaron sentados en el frío piso de madera.

Remenbranzas: RevelaciónWhere stories live. Discover now