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JungKook

La velada termina y los alfas que fueron invitados al reino de Goryeo son despedidos por la noche, con la orden de tener todas sus pertenencias instaladas en los dormitorios antes del anochecer.

Además, les han pedido a los guardias reales de los príncipes instalarse y resguardarse en otra habitación, ya que mientras estén en el reino de Goryeo, seguirán entrenando y formando parte de la uniformidad del clan Min. Desafortunadamente para JungKook, este aviso le ha caído como un balde de agua fría sobre él, significa que estará la mayor parte del tiempo solo en el reino, lejos de JiMin, su amigo más cercano, casi como otro hermano y el único otro alfa que lo mantiene cuerdo.

Quien le recuerda a su preciado hogar.

JungKook negó con la cabeza, dejando a un lado los recuerdos de sus pequeños hermanitos y su hogar. Mañana comienzan las pruebas, por lo que se ha aconsejado a cada alfa descansar lo mejor posible.

La cena fue un asunto totalmente tenso, la sala era demasiado sofocante para que JungKook logrará comer uno que otro bocado, y eso que el era de tener un apetito bestial. En realidad, durante la cena, se comenzó a cuestionar si había sido una buena idea llegar al reino con una gran mentira sobre su espalda. No obstante, a la hora de pensar en sus pobres hermanos, si llegaba a casa sin oro u algo que los pueda sacar de la pobreza.

Estaría seguro que su vida no sería perfecta ni mucho menos hermosa. Estaría luchando cada día, con el peligro de que lo asesinen o tomar a sus hermanos u al propio JiMin como rehén por robar en el pequeño pueblo.

No se lo podía permitir, debía de ayudarlos de alguna manera u otra.

Sus ojos cayeron en el príncipe Min, quien comía su cena de una forma delicada y fina.

Debía ganarse el corazón del príncipe Min YoonGí, como de ha lugar.

Después de la comida, se pidió a los alfas que volvieran a sus habitaciones, pero no sé les dijo que debían de quedarse allí. JungKook siempre ha sido un alfa con hiperactividad, desde que tiene memoria. Fue una gran prueba de que se quedara quieto, aunque solo fuera por un momento.

Cuando los sirvientes omegas sujetan y ponen una bata en JungKook, este se siente jodidamente extraño, nunca en su vida lo habían bañado, peinado, servirle. Esta fingiendo ser uno de la realeza.

Los pobres alfas no se casan con príncipes de la realeza. Nunca llevará una corona o se sentará en un trono. Algo quizás pase, un accidente. Una mentira que lo elevará y otro día una mentira lo volverá a derribar.

Cuando uno de los omega alcanza uno de los pendientes de JungKook, tratando de quitarlo, una oleada de miedo lo atraviesa.

— ¡No los toques!

El chico retrocede de un salto, parpadeando rápido y los demás omegas quedan inmóviles por su arrebato.

— Disculpa, yo... —Uno de la realeza no se disculparía. Se aclara la garganta, calmandose—. Deja los pendientes —su voz suena fuerte, dura, majestuosa—. Ya se pueden retirar.

Tal como llegaron a su habitación, se retiran con una perfecta reverencia. JungKook suelta un suspiro y se queda observando a su alrededor. Sus pendientes eran lo más preciado que tiene, sus hermanos y JiMin se lo dieron como regalo de cumpleaños número 19, desde ese entonces se ha negado a quitárselos.

La habitacion es demasiado elegante para su propio gusto. No estaba acostumbrado a sábanas de algodón tan suaves ni a fundas nórdicas de terciopelo. Ahora mismo, JungKook necesita ocuparse para olvidar lo tonto que había sido esta tarde y el trato que le dio a los sirvientes omegas.

The Glass Crown ➵ KookGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora