Capítulo 14: Decisiones incompatibles

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Cuando uno se casa con la persona que ama, nunca piensa que algún día acabará, jamás cree que llegará el día en el que su pareja le diga que no quiere seguir más. Supongo que por eso tenemos esa ilusión de casarnos, por creer que es un compromiso que debe durar toda la vida.

Pero cuando no se vuelve a así, cuando llega el día en el que, todo por lo que luchaste y jurarse defender hasta el día de tu propia muerte, se desmorona, no importa lo que escuches, esas palabras de desaliento comienzan a resonar una y otra vez en tu mente infinidad de veces.

¿Qué significaba lo que Ximena acababa de decirme? ¿Qué significa el querer divorciarse? Me parecía una frase tan extraña que, en el primer segundo, no lograba comprender lo que decía.

Mientras veía que su mirada, aquella mirada que alguna vez me cautivó, se mantenía en la misma expresión, en la misma estación, fue que un enorme escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

Al principio creí que era una broma, una estúpida e inocente broma, para vengarse de la forma en cómo traté a sus padres, pero se mantuvo tan serena, que fue desconcertante.

Una tristeza y confusión invadió cada vena y arteria de mi ser. No podía ocultar cuán mal me hacía esa decisión, al igual que la incapacidad de comprender la razón detrás de ello.

—¿Qué... qué tratas de decir? ¿Qué significa? —entrecerré los ojos y ladeé la cabeza.

—Sabes bien lo que significa, Sebastián, no quiero volver a repetirlo.

—Creo que no escuché bien. Tal vez fue el cansancio que me hizo delirar. Iré a recostarme.

En ese momento, y sin pensar en nada más, empecé mi camino rumbo a mi habitación, pero al momento de pasar a su lado, ella me tomó del brazo y me hizo girar, para poder verla. Tenía un agarre diferente al usual.

—No finjas que no escuchaste nada. No sabes cuanto duele esto para mí —dijo con sus ojos esmeraldas apagados.

—¿Y qué quieres que haga? ¿Quieres que acepte sin oponer resistencia? —respondí molesto.

—No quiero que hagas esto más difícil.

—¿Cómo se supone que puede ser más difícil? Si la mujer que prometió estar contigo por el resto de la eternidad, me pide abandonarme.

—Fue lo que te dije cuando nos casamos... —dijo en voz baja.

—Xime, cielo, cariño —respiré profundamente—. Sé que esto se ve mal, sé que parece que no hay salida, pero juntos podremos encontrar una solución. Solo hay que aguardar y estar juntos.

—Sebastián... —suspiró profundamente—. Nosotros, lo que estamos viviendo, realmente no es un matrimonio. Sé todas las cosas que dije y prometí, pero es algo que ya no puedo cumplir. Pasamos todo el día desaparecidos, peleados, sin encontrar la forma de reconciliarnos. Esto no es sano para nosotros, ni para los niños —secó una ligera lágrima que cayó por su mejilla.

—No... —suspiré— no quiero rendirme. No quiero que todo lo que ha sido mi sueño se... se quiebre.

—No todo está perdido —dijo tomándome de la mano—. Aún tenemos unos hermosos hijos que debemos cuidar y darles amor.

—Tal vez así lo reconsideres... —comenté esperanzado.

—Siempre tan positivo —sonrió de lado—. No quiero presionarte, así que tú llevarás el proceso de divorcio. Pero como te conozco también, sé que me darás muchas excusas, así que, para final de año, ya no debemos de estar juntos —sentenció.

En ese momento, después de darme una ligera caricia en la mejilla, se separó de mí y comenzó a caminar rumbo a su habitación.

Mentiría si dijera que no tenía ganas de llorar. Realmente quería hacerlo, por lo que caminé lentamente hasta el sofá, me senté en él y, mientras veía a la nada, un par de lágrimas recorrieron mi rostro.

Mi mejor promesa: Anulación (SAGA: Esperanza) #2Where stories live. Discover now