Capitulo 28 La verdad sale a la luz

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Al verla huir con ese miedo en la mirada supo que era inútil perseguirla y que solo empeoraría las cosas. Así que solo se limitó a verla alejarse. Mientras tanto el se recargaba en la pared, arrepentido por su abrupta reacción, deseando no haberlo hecho, pero al mismo tiempo con la bella sensación agridulce de ese beso.

En lo que quedó de la tarde, mandó un patronus a Harry para saber si Hermione había llegado bien a casa, y al estar seguro de ello, regresó a su mansión, al tiempo que esperaba a que se tranquilizara para poder abordarla, ya que de lo contrario solo lo rechazaría.

Tan distraído estaba en sus propios pensamientos que no escuchó en qué momento su madre entró a su recámara, hablando de la familia Greengrass y de como Hermione era culpable de todas sus desgracias. Narcisa Se sentó a su lado sin parar de hablar.

—¡Esa mujerzuela quiere meter a la tumba a la pobre de Astoria y no conforme con eso, casi hace que esa muchachita imprudente de su hermana te hechizara! — concluyó, y esperó unos segundos por una respuesta que nunca llegó, pues su hijo se encontraba pensando en Hermione.

—¡Pero es que no vas a decir nada!¡Esa mujer es un peligro!¡Está maldita!

Él, harto de escucharla despotricar en su contra, se levantó de la cama y dijo:

—¡Ya basta, madre!¡Ya basta! — tomó aire y continuó —¡Quédate callada por una vez!

Su madre abrió los ojos sorprendida por los malos modos que mostraba su hijo e intentó replicar.  Pero él se lo impidió.

—¿Sabes lo que hizo hoy tu odiada Hermione?

—A ver… ¿Qué hizo?

—Se puso delante de mío para recibir el impacto del hechizo.

Narcisa boquiabierta se incorporó como un resorte junto a su hijo.

—¿Qué?

—Así como lo oyes.  Y antes de que te emociones pensando que está muerta, déjame decirte que no… Para tu mala suerte, no lo está.

Al decir estas palabras dejó a su madre con la palabra en la boca y pasó de ella hacia la salida, sin saber muy bien a dónde iba, pero con el claro propósito de alejarse de ella.

….

Hermione apenas si pudo probar bocado antes de irse a dormir junto a su pequeño. Intentaba conciliar el sueño igual que su hijo, pero eran inútiles sus esfuerzos. Le daba vuelta a la almohada una y otra vez, se cambiaba de posición, se quedaba viendo el techo sin dejar de rememorar aquel beso en el callejón diagon.

—¡Por qué lo hiciste!¡Eres una estúpida! —se recriminaba a sí misma, llevando una mano a su cabeza.

Así pasó varias horas hasta que harta de esa situación se levantó de la cama y bajó a la sala con cuidado de no hacer ruido para no despertar al Señor Lovegood y a Hugo. Se sentó en un pequeño sofá y tomó un libro de la mesita de centro, buscando refugio en los libros.

Estuvo leyendo hasta que un golpe en la puerta la hizo sobre saltar.  En un principio tuvo miedo, pero al escuchar que se trataba de Draco, ese miedo se transformó en nerviosismo y no sabía cómo actuar. Estaba tentada a girar el pomo de la puerta, pero pensó :

“No abriré la puerta, no tiene manera de saber que estoy detrás de ella”.

Pero como si él hubiera leído los pensamientos, se escuchó su voz detrás de la puerta:

—Sé que estás ahí, Granger—dijo con voz segura—ahora abre la puerta o la derrumbare.

—Maldita sea mi suerte —dijo entre dientes antes de abrir la puerta.

Fugitiva : Evitando el Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora