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Capítulo uno. ' Bienvenida de nuevo, Ivy '
Ivory Miller finalmente había pasado siete meses en prisión, más de 210 días encerrada en la correccional para menores de Chicago. Sin dudas un lugar horrible al cual se juró que nunca más iba a volver, un sitio dominado por la más fuerte donde literalmente era usar a las otras o ser usadas. Pero Ivy fue criada por Mandy Milkovich, la chica más ruda que conoció en su vida que le enseñó trucos poco convencionales (y de dudosa legalidad) con tal de que Miller aprendiera de una buena vez a defenderse por su cuenta.
Solo necesitó dos días para ponerse al mando, definitivamente Mandy estaría orgullosa de ella.
Su último recorrido estuvo lleno de gritos, después de todo había terminado haciendo amigas ahí adentro. Fue inevitable que en casi más de la mitad de un año no creara lazos con las otras adolescentes encerradas. Unas estaban ahí por desorden en las calles, otras por robo (como era su caso), y una que otra por actos violentos e incluso asesinato que por su edad no podían ser juzgadas por la ley. En fin, la correccional estaba llena de historias.
── ¡Lo hiciste, Ivy!── su única amiga real, Phoebe, tomó sus manos entre las rejas── Nos vemos afuera.
── Tu también tienes que salir de este lugar, tenemos que ir a comer las putas hamburguesas más baratas de todo Chicago── fue lo último que le dijo antes de ser arrastrada por la guardia── ¡Te quiero!
Por un momento fue extraño sacar su ropa de la bolsa de plástico que tenía su nombre. Revisó qué había, sus pulseras, un anillo que le había dado su tía que agradeció no se lo robaran, seguramente no se dieron de su existencia. Fue un momento maravilloso y personal dejar de usar el traje de la correccional, lo dejó en el piso para pisarlo, saltando sobre este como si tuviese vida propia. Soltó una risa cuando se miró al espejo, la ropa le quedaba más grande, claro, si la comida de ese lugar era un asco. Tenía dos opciones, no almorzar o terminar vomitando en los baños del asco que le daba el olor.
── Ivory Miller. Sin dudas que eres la pesadilla de mi año── dijo la guardia que la escoltaba a la salida── Con esa ropa pareces una chica decente.
── ¿Usted lo cree, Olga?
── Solo sé que podrías haberte ahorrado estos meses si hubieses sabido tomar desiciones.
Ivy soltó una risa. Como si esto lo hubiese decidido.
Tuvo que cruzar varias salas, firmar unos papeles que confirmaban su retiro. Tomaron nuevamente sus huellas, le devolvieron más objetos personales con los que había llegado, todas las mujeres que trabajaban con ella le dieron una mala cara, a excepción de Lisa, la cocinera de la correccional que corrió a darle un abrazo apretado a la chica. Ivy detestaba la comida que le servían, no obstante que Lisa fue muy buena escuchándola y regalándole consejos. Así que no todas fueron tan malas con ella.
