25

14.9K 1.6K 375
                                    

Taehyung salió con su cachorro de la ducha con el cabello aún goteando, y luego de algunos minutos, cuando él estuvo completamente vestido, lo llevó hasta su habitación para poder vestir a YeonJun.

En el transcurso pudo escuchar el ruido en la cocina. Una sonrisa se expandió en sus labios al imaginar a Jungkook desesperado buscando los implementos para preparar la cena, tendría que darse prisa para ayudarlo.

Encendió la luz de la habitación de YeonJun y puso al pequeño sobre la suave cama, para después acercarse hasta el armario y empezar a buscar la ropa que le pondría. Todo en ese lugar estaba perfectamente arreglado, ya que Chungha se tomaba muy en serio su trabajo como niñera y siempre se encargaba de ordenar todas las pertenecias del pequeño azabache.

—¡Papi, quiero mi ropa de conejito! — exclamó el infante desde la cama, envuelto en una toalla.

Taehyung rió. —¿Seguro? ¿No tendrás mucha calor después?

YeonJun negó de forma efusiva, para despues sonreír, mostrando todos sus pequeños dientes.

—No, no tendré calor. Me gusta ese, quiero ponerme ese.

—Está bien, está bien — aceptó Taehyung, sacando el pijama que tanto aclamaba su cachorro, incluyendo la ropa interior.

Entre juegos pudo vestirlo y ponerle el conjunto de tonalidad rosa con un gorro de largas orejitas puntiagudas. YeonJun se veía tan tierno con su sonrisa inocente que una gratificante sensación inexplicable se extendió por todo su cuerpo.

—Ya estás listo, te ves muy bonito — las mejillas del cachorro adquirieron un matiz rojizo al escuchar aquellas palabras de parte de su padre.

—¿En serio, papi? — inquirió el pequeño ruborizado —. ¿Me veo bonito?

—El más bonito de todos los niños — aseguró el omega, picando con la punta de sus dedos el abdomen de YeonJun, causando en él carcajadas que rápidamente fueron contagiadas —. Ahora vamos afuera, seguramente Jungkook necesita mi ayuda

YeonJun asintió y estiró sus brazos en dirección a Taehyung, quien lo tomó y lo llevó consigo hasta la sala, donde lo dejó sentado sobre un sillón para después tomar el control remoto y encender el televisor.

—¿Qué quieres ver, Yeonnie?

—¡Quiero ver Pokémon! — exclamó, aunque luego recordó algo que lo hizo agregar: —Pero también quiero ver una película con hyung — el pequeño formó un puchero con sus labios.

—Está bien —. Taehyung asintió sonriendo —. Te dejaré el televisor encendido en Pokémon mientras voy a buscar a hyung para que te acompañe y se quede contigo para que vean juntos esa película, ¿sí? No te vayas a mover de aquí.

El pequeño hizo un sonido de afirmación y el omega presionó sus labios contra la mejilla del cachorro antes de dedicarle una última sonrisa y salir de la sala para dirigirse a la cocina, donde un alfa se encontraba preparando la cena.

Taehyung se detuvo en la entrada, observando al alfa, quien se movía de un lado a otro, revisando que todo estuviera en orden.

El omega se relamió los labios al ver la ancha espalda de Jungkook, la cual se encontraba cubierta por una camisa blanca que se ceñía en su delgada cintura dentro de sus pantalones, con las mangas de la camisa levantadas hasta la altura de sus codos. Se veía... tan atractivo.

¿En qué demonios estaba pensaba? Se recriminó el omega. Sus pensamientos habían tomado un rumbo muy, muy equivocado al que debería, incluso estaba empezando a soltar feromonas. Estúpido lobo.

Jungkook percibió el dulce aroma de Taehyung y se volteó, sonriendo al instante, provocando que el omega contuviera su respiración al verlo, puesto que si el alfa se veía atractivo de espalda, ahora de frente y con el rostro sonrojado y el cabello algo despeinado debido al calor de la cocina, se veía como todo un dios griego.

Mordida desconocida [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora