Temporada 2 (Capítulo 16)

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Dressrosa

El señor de la guerra, Donquixote Doflamingo saboreaba esa mañana un trago amargo. No era un día común y corriente como los que había llevado hasta ese momento, el vaso de licor en su mano se apretaba bajo el agarre brusco del mayor. Una llamada anónima con un general al mando de Kaido le advertía que el chico Mugiwara y Law pronto llegarían a oídos del emperador quien no se quedaría de brazos cruzados.

"Lo arrelgas o él lo hará por ti llevándote con ellos"

Le dijeron. De un trago acabó con el contenido líquido de su vaso dejándolo con un golpe sobre su escritorio. Sintió el líquido quemar su garganta mientras se abría paso a sus adentros, un placer y tortura por igual. Tomó entre sus manos su Den Den Mushi marcando el número que necesitaba.

- Comeinza - Ordenó a la persona del otro lado con impaciencia.

El show estaba por iniciar con el primer acto, Luffy, su hermano y sus tripulantes por terminar entre la espada y la pared ante la sorpresa que les tenía planeada. Un espectáculo del cual sería digna su atención y sobre todo, la diversión que esto le daría.

Ser llamado "inferior" por un lacayo inútil de Kaido sólo hacia que su sangre hirviera cuál lava de un volcán. No se había hecho de un nombre en los mares para que se le intentara humillar de tal manera o en su defecto... que lo traicionaran. Corazón fue la prueba de que su temperamento no vacilaría con su propia familia si de una traición se tratara.

Había dado algo más que su palabra y lealtad a sus creencias y metas ambiciosas. Había derramado sangre, tinta espesa carmesí que manchaba sus manos aún y si alguna vez intentara lavarlas, hasta que la piel se desprendiera de sus manos, siempre iba a estar ahí y en su conciencia.

Quería eliminar a estas pequeñas moscas que revoloteaban a su alrededor, aquellas que de pronto se habían hecho aves carroñeras esperando el momento perfecto para atacar y comerlo hasta hacerlo caer, perdiendo todo lo que había construido de la nada, su legado, sus posesiones, su libertad, su nombre, su... poder.

No, no tenían el derecho, ¿Quién mierda se creían que eran? Las pequeñas presas en un nido de tiburones se comenzaban a revelar, hasta haber formado un grupo que crecería exponencialmente y se volcaron sobre él si no hacia algo. Tenía tiempo.

Se levantó de lugar en dirección a la pequeña ventana que tenía tras su figura. Contemplando a las almas en pena bajo su zapato. Sonrió. Le gustaba saborear el control, pero ahora... tenía cosas que hacer y la paz ya no formaba parte de su atmósfera. El bastardo de Mugiwara, sus tripulantes y hermano morirían allí mismo en cuanto su presencia tuviera lugar.

Las preparaciones para el torneo por la fruta del diablo ardían en apuestas, alcohol y una sensación maliciosa. Un premio tentador, aquel que lo consiguiera sería el amo y señor del tiempo sobre la palma de su mano. Adiós a la vejez y problemas mundanos, la frase "Tienes todo el tiempo del mundo" dejaba de ser un decir y se volvía una realidad.

Atraídos por la embriaguez de los misterios que rodeaban tal codiciado premio se le unía el peligro, pasando de boca en boca como la pólvora, se contaban los segundos para dar inicio. Las puertas del coliseo se cerraron inscribiendo de último momento a dos concursantes peculiares con bigotes y barbas blancas.

Luffy jadeaba en busca de aire recargado sobre sus rodillas contra una pared, Ace a su lado observaba a los participantes con su mirada amenazante. Sería un problema que alguien lo reconociera y más aún, si era alguien con quien hubiera luchado tiempo atrás.

Había de todo un poco. Personas con fuerza bruta, amantes de las armas, usuarios o profesionales de las artes marciales. Una buena combinación para dar pelea aunque la mayoría sería expulsado en la segunda ronda, sin mucha oportunidad de dar frente a quienes sí parecían tener experiencia en el campo.

Su atención se fue a Luffy, había terminado de regular su respiración y ahora él mismo se dedicaba a analizar a sus contrincantes. Una mujer, con traje negro ceñido al cuerpo salió de una habitación lateral de la gran sala en la que se encontraban todos reunidos.

- Les entregaré una pequeña placa que se colocaran del lado izquierdo del pecho. Ahí, encontrarán el bloque al que han sido asignados - Procedió a repartir a cada uno el pequeño pedazo de metal con un grabado en él, indicando su grupo. - Las peleas iniciarán con el bloque A vs bloque C en cinco minutos frente la puerta 4. Buena suerte - Dijo dando una reverencia para después regresar por donde había venido.

Luffy y Ace observababan sus placas en sus manos. El mayor preocupado ya que ambos habían sido colocados en bloques diferentes. Luffy en el C y él en el B. Lo que lo tranquilizaba un poco es que no tenía que enfrentarse contra él, al menos no en el principio de sus rondas.

Cuando menos lo notó, Luffy había desaparecido de su lado y ahora se encontraba solo, los ojos sobre su persona comenzaban a incomodarlo un poco, se suponía que tenía que mantener un perfil bajo. Se había cubierto la parte superior de su cuerpo con una camisa blanca y portaba unos pantalones de ún traje negro.

Sin mencionar la barba falsa y los lentes que lo acompañaban, ahora que lo pensaba podía verse como cualquier otra cosa menos como un pirata, quizá un hombre de negocios por aquel traje negro.

- Mierda - Se murmuró así mismo.

Que la ronda uno de inicio.

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Disculpen la tremenda demora en actualizar. Recién paso la semana de exámenes y proyectos más pesada que he tenido en mi carrera.

Pero tengo un poco de tiempo libre y me dediqué a escribir este corto capítulo :)

De cualquier manera nop, sigo sin abandonar mis historias no sé preocupen.

Gracias por leer

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Gracias por leer.

Sayonara...♡

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