𝟏𝟎│Zero

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Pese a que yo me había quedado rezagada observando la instancia, Rahul había avanzado hacia un gran escritorio que había al fondo del recibidor. Tengo que dar unas cuantas zancadas hasta ponerme a su altura, para ver cómo se alzaba ante mis ojos una figura femenina de incalculable belleza. De ojos pardos y piel tostada, tenía el color moreno más bonito que había visto en mi vida, y menos mal que Azahar no estaba ahí para oírme decir eso, porque simplemente me había quedado anonadada.

La figura de la mujer era marcada y el pelo le caía recogido en una larga trenza decorada con pequeñas joyas brillantes sobre uno de los hombros. Sonríe y a mí me parece que se me viene el mundo encima. Oígo el retumbar del río en calma, del choque del agua contra las rocas, siento como los peces saltan.

—Buenos días, Yamuna.

La mirada de la mujer que hasta entonces había estado clavada en mis pupilas se desvía para sonreír inocentemente a Rahul. —Rahul, querido, ya pensaba que te habías olvidado de mí.

—Sabes que eso no es posible.— La mujer parece altamente complacida y en sus ojos brilla un bonito destello. —Necesitamos hablar con Zero.

—¿Tenéis cita?

—No, pero no la necesitamos, es importante.

—Debe de serlo si la has traído a ella.— Me habría gustado sentirme ofendida por cómo se había dirigido a mí, pero era completamente imposible si quiera imaginarlo. —Lunna Cartgry, la hija de Daniyyel, no sabes cómo me alegra volver a verte.

—Yamuna.— La joven vuelve a desviar la mirada hacia el Voule.

—Entra solo y habla con él, te lo agradecerá.— Rahul asiente y se marcha, veo como se aleja y desaparece escaleras arriba, por lo que mi atención vuelve a centrarse plena y enteramente en ella. —Sé que no me recuerdas, pero seguro que no tardarás en hacerlo.

—Tienes el nombre de una diosa.

—Parece que todo no lo has olvidado.— La sonrisa de la mujer se ensancha a la par que asiente. — Mi hermana y yo somos mellizas, nos pusieron los nombres en honor a dos diosas de los ríos.

—¿Sois hindúes?— No sabía a ciencia cierta si quizás estaba haciendo preguntas personales que no debería haber formulado, pero estas cosas eran de las pocas que sabía que me podían contestar sin miedo a lo que pudieran decir.

—Mis padres lo son, Ganga y yo nacimos aquí, en Andara.

Las palabras de Yamuna me hacen reflexionar sobre su origen por un momento, ellas habían nacido aquí y seguramente no habrían sido las únicas en haberlo hecho. ¿Había nacido yo también en Andara? Todos mencionaban lo excepcional que era mi padre como fiel seguidor de Zero y como uno de los mejores Voule de la historia, pero en cambio, nadie nunca me había mencionado nada sobre mi madre. Separo los labios para formular la pregunta que empezaba a rondar en mi cabeza, pero una voz me grita a voces que lo más seguro es que la joven no pudiera responderla.

—¿También eres un Voule?

Las melodiosas carcajadas de la morena resuenan en eco por toda la instancia, canción pura, notas de sonidos armónicos. —No cariño, yo soy un ángel.

Los ojos no se me podrían haber salido más de las órbitas como en ese momento, por primera vez desde que había despertado, tenía un ángel puro delante. En ese momento todas las sensaciones que me había hecho sentir cobran total sentido.

—Lunna.— Me giro al oír mi nombre viniendo desde arriba y me encuentro con Rahul, apoyado en la barandilla y ladeando esa característica sonrisa ladina suya. —Ven conmigo.

—Nos vemos, Lunna.

—Adiós, Yamuna.— Tras echarle un rápido vistazo al ángel y con la plena certeza de que no quería separarme de ella, empiezo a subir las escaleras para volver con mi acompañante.

Crónicas del Pensamiento | Libro I. Andara.Where stories live. Discover now