𝟎𝟐

839 102 28
                                    

Ya era por la mañana de un nuevo día. La luz del sol se colaba por las cortinas, dando directamente en mi rostro. Abrí los ojos lentamente, pudiendo ver cómo Kazutora seguía durmiendo a mi lado.
Separé un poco sus brazos de mi cuerpo, para así poder levantarme.

Tomé los informes que me había dado Naoto el día anterior para leerlos con más cuidado. Al parecer, a Rindou le encantaba ir a cenar todos los viernes a un puesto de ramen de su barrio.
Me sorprendió bastante, pues con todo el dinero que tenía, ¿por qué se iba a un local de mala muerte?

El plan era sencillo, yo me hacía pasar por una nueva camarera del sitio. Un cliente, compañero de trabajo en vida real, debía tratarme con falta de respeto. Yo me comportaba como una buena mujer con carácter, tirando un poco más a conducta agresiva con él. Así llamar la atención de Haitani y con suerte conseguir entablar una conversación.
¿Por que debía comportarme así? Al final conseguí sonsacar un poco más de información a Tora, y aquella novia que tuvo, tenía mucho carácter. Es normal que si se encuentra otra mujer así, le llame la atención.

Cerré los ojos mientras pensaba en todo lo que iba a pasar. Si la misión salía mal y me descubrían, podría acabar muerta. En cambio, si salía bien podría convertirme en una heroína nacional. Aunque eso podría hacer que las amistades de Bonten quisieran matarme...
¿Acaso de las dos formas iba a acabar muerta?
Fue en ese momento cuando sentí unas brazos rodear mi cuerpo. Mi querido tigre se había levantado.

- Buenos días, Tora.

No recibí respuesta, tan solo su respiración chocar contra mi cuello.
Nos quedamos abrazados por varios minutos, hasta que finalmente habló.

- Ya tengo mis maletas hechas para irme a casa de Chifuyu. Me marcharé después de comer.

No dijimos nada, pero ambos sabíamos lo que suponía está misión. Por ello, decidimos aprovechar esa mañana al máximo.
Y con aprovechar me refiero a... Bueno, tener un bonito recuerdo de la última vez que nos íbamos a ver en un largo tiempo.

Mientras Kazutora se ponía la camiseta yo me quedé tumbada en la cama, respirando algo agitada todavía.

- ¿También tendrás que hacer esto con Rindou?

- Todo sea por el bien de la misión...

Lo dije de broma, pero al ver la mirada asesina que me lanzó el chico, supe que no había sido de su agrado, así que traté de arreglarlo.

- Tranquilo, lo evitaré a toda costa. No te pongas celoso...

Tal y como había dicho mi querido amigo, tras acabar de comer recogió sus cosas y se marchó. Procuró llevarse toda su ropa, para no dejar sospecha de que en la casa hubiese otro hombre.
En verdad agradecía toda su ayuda. Cualquier otra persona hubiese preferido que sea yo la que se trasladase, o ni siquiera se habría tomado bien mi trabajo. Pero él no, él aceptaba lo que yo era, y sabía a lo que se estaba enfrentando al estar conmigo.

Fueron pasando las horas, y yo solo me ponía casa vez más nerviosa. ¿Y si alguien me reconocía y me llamaba por mi verdadero nombre? ¿Y si mi nombre falso no resultaba creíble? ¿Y si los Haitani me reconocían? Como dijo Naoto, yo cuando era adolescente tenía contactos directos con varias pandillas, además de vivir en Roppongi. Pero lo que más me asustaba era si Mikey sería capaz de reconocerme. A lo mejor me veía y me echaba la culpa por lo de su hermana y mandaba matarme y...y...y....
Caí al suelo presa de la desesperación y comencé a llorar del agobio y el estrés. ¿Donde me había metido? ¿Pero por qué se me ocurrió presentarme voluntaria para esto?

Después de desahogarme, y no solo llorando (pregúntenle a la pared si quieren saber cuál es mi otro método) me fui al baño para colocarme unas lentillas. Éstas eran de color turquesa.
Al ponermelas y mirarme al espejo, el color me hizo recordar a las mechas del chico de mi sueño. Que casualidad.
Me terminé de colocar el uniforme del local y tome las llaves de mi moto. Mi turno empezaba a las 20:30, y Rindou solía ir sobre las 22:00. Tiempo suficiente para prepararme.

𝟐𝟎𝟏𝟕 (Rindou Haitani x Reader)Where stories live. Discover now