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"-Cuando soples un diente de León, pide un deseo."

Era una mañana hermosa. Incluso las aves sonaban alegres en aquel patio qué vestía de verde cerca de la vista de la ventana de Joanna.
Ella ya estaba despierta. Por el pasillo se sentían algunas voces, pero solo de escasos alumnos que les encantaba madrugar en la escuela de mutantes.

Cómo le aburría quedarse entre las sábanas optó por hacer caso a su inquietud y vestirse para salir a desayunar y de paso reforzar leyendo unos de sus libros favoritos.

El aire le sentaría bien después de todo.

Sé cambió, y decidió salir de su dormitorio con solo un libro en la mano. Ya pasaría por los demás cuando fuera hora de ir a clases.

Vestía una camiseta blanca, y unos vaqueros oscuros. Sé había atado el pelo como de costumbre haciéndose un moño. Joanna Faringer era una chica solitaria que muy pocas veces se veía hablando con los demás compañeros del instituto.
Cuando llegó al patio, sintió como el aire tocaba sus mejillas y entraba por sus pulmones haciéndola estremecer. Cruzó hasta quedar debajo de un árbol, y se sentó tranquilamente allí, en soledad.

Sus poderes consistían en tener total control de toda onda electromagnética, incluso también gravitatoria. Para el profesor Charles Xavier, era un asombroso poder. Para los demás del instituto, ella era un monstruo.

A pesar de su inteligencia, Joanna tenía un rostro angelical que enamoraba. Sé veía cómo una chica hermosa e indefensa, con sus ojos marrones, y sus pecas, aunque los demás le tuvieran miedo.

Aún no podía controlar sus poderes, y por esa misma razón nunca los usaba a parte de quitarle la gravedad a un par de objetos.

Pero esa misma mañana algo había cambiado. El profesor Charles se había encontrado con unos de sus viejos amigos; uno que iba a estar envuelto con Joanna más de lo que podía creer.



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Dandelion '; Magneto (X-Men)Where stories live. Discover now