10

1.1K 114 3
                                    

Advertencia capitulo +18

Jennie

—Jennie.

Escuchar mi nombre en sus labios es lo suficiente para obligarme a hacer lo que ella quiera. Puedo ser la alfa pero esta cachorrita puede dejarme de rodillas. Nunca antes me abrí a nadie pero con Rose lo haría de nuevo si me lo pidiese.

Acercándola más a mí, deslizo mi dureza entre sus labios mojados, provocandola. Siento a Rose estremecer y la atracción entre nosotras es cada vez más fuerte.

—¿Quieres que pare?—estoy tan cerca del borde que si tarda mucho en responder no voy a ser capaz de parar. Voy a deslizarme y empujar dentro de ella incapaz de controlarme.

Siento sus uñas hundirse en mis hombros cuando ella se agarra a mí. Sus grandes ojos en los míos y veo cuando toma la decisión.

—No pares. Soy tuya, Jennie. Desde el día en que me encontraste te pertenezco.

Con su confesión, nos hago rodar de manera que ella queda debajo de mí y sujeto sus brazos sobre la cabeza mientras sus piernas me envuelven.

—Dilo, Rose. Mi lobo está muy cerca. Dime lo que necesito escuchar— siento que mis uñas comienzan a doler mientras me hundo en la cama intentando sujetar a mi lobo. Estoy segura que mis ojos están brillando y siento un estremecimiento en la espina como si fuera a transformarme en cualquier momento.

—Soy tu compañera Jennie. Ahora, hazme tuya— las palabras salen susurrantes mientras sus manos acarician mi pecho corriendo las uñas por mi piel tatuada.

La sensación de ella marcándome y pidiendo para reclamarla envía un escalofrío a mi columna. Respiro hondo intentando controlar a mi lobo porque quiero quedarme como humana para eso. No sé si podemos aparearnos como animales y ha pasado un largo tiempo desde que Rose no se transforma que me preocupa que pueda hacerlo.

Inclinándome, me sostengo por los codos sujetando su rostro en las manos. Refriego la nariz contra la de ella y enseguida miro sus ojos castaños necesitando decírselo antes de aparearnos:

—Te amo Rose. Te he amado desde el día que te sostuve en mis brazos. Estoy tan feliz que seas mi compañera.

—Yo también te amo, Jennie— hay lágrimas no derramadas en sus ojos y beso su rostro, yendo al cuello cuando posiciono el pene en su abertura.

—Esto es nuevo para las dos, entonces hazme saber si te hago daño pequeña osa. No sé si vamos a poder reproducirnos juntas pero estoy segura que vamos a descubrirlo.

Ella sonríe un poco y levanta la cadera invitándome a entrar en ella.

La necesidad es enorme y doy un último suspiro antes de empujar. Su calor aprieta mi polla pero Rose está relajada. La primera penetración no parece haberla dañado. Su cuerpo shifter acoge a su compañera en su interior.

Siento su calor y me quedo dentro de ella cuando me vengo. Es la primera parte del ritual shifter de apareamiento, el semen desencadena la necesidad en la docil y el calor del apareamiento comienza. No sé si va hacer lo mismo con Rose pero es la reacción natural de mi cuerpo.

Pulsaciones fuertes se disparan por mi polla al vientre de Rose.

La intensidad del placer casi me ciega y tengo que esforzarme para no caer sobre ella y sofocarla. Cerrando los ojos y enterrando mi rostro en su cuello, coloco mis dientes en su carne tierna y obedezco a mis instintos al morderla.

Cuando siento el menor vestigio de sangre, lamo la herida sellándola con mi saliva. Esa pequeña cantidad de saliva combinada con mi semen nos va unir, apareándonos de por vida. El calor va comenzar y durar hasta que ella esté embarazada, garantizando la continuidad de nuestra especie.

Estar dentro de su cuerpo suave y caliente es un placer que nunca conocí antes. Tener su sabor en mi lengua solo aumenta eso y quiero venirme una vez más.

Sentándome un poco, miro a Rose y veo que ella tiene los ojos cerrados. Después de un segundo ellos se abren brillando ardientemente.

—¿Rose?

De repente soy volteada y Rose está encima montando en mi polla y arañando mi pecho. La sensación de su marca es tan erótica que empujo hacia arriba encontrándola en cada descenso.

—Mía — ella gruñe y se inclina hacia abajo hundiendo los dientes en mi pecho.

Sentirla rasgar mi piel me lanza a otro orgasmo y empujo dentro de ella. El semen se escurre entre las dos cuando Rose comienza a pulsar y venirse en mi polla. Ella no detiene la montada mientras continua contrayéndose y relajándose.

La siento lamer la herida en mi pecho sellándola luego se sienta y se lame los labios. Sus ojos son como oro brillante y respira con dificultad mientras monta mi polla buscando otro orgasmo.

Ver cuán perdida de placer ella está, me permite saber que el celo comenzó. Intento sentarme pero ella empuja mi pecho forzándome a acostarme mientras ella cabalga mi polla. La observo moverse. La visión de su cuerpo desnudo sobre el mío es jodidamente linda. Me estiro y pellizco sus pezones y ella gruñe de placer. Puedo ver a la osa en sus ojos. Ella está parcialmente con el control. Hace a mi lobo gruñir feliz sabiendo que su animal quiere al mío.

Gruñendo, nos volteo antes que ella pueda protestar y la estiro dejándola de cuatro. Quiero ponerla así para mostrar a su osa que soy el dominante. Que voy a estar al mando. Ella suelta un gruñido alto y gira para mirarme.

—Calma cachorrita. Voy a darte lo que quieres.

Empujando de vuelta a dentro de su cuerpo, cubro a Rose. Coloco mis manos en cada costado de ella sujetándola y manteniéndola inmóvil mientras la follo. Estoy follando con ella como mi lobo quiere, teniendo al fin lo que siempre quiso y ese pensamiento me hace gozar.

No paro de moverme al gozar dentro de ella nuevamente, llenando su coño más y más. Voy a tenerla inundada y chorreante con mi semilla antes de dormir. Es el calor del apareamiento que nos mantendrá unidas hasta que no podamos movernos más.

Clavo los dientes en su hombro mordiendo un poco aunque no lo suficiente para romper la piel. Solo la sostengo ahí con mis dientes, un aviso para su osa. Ella se calma debajo de mí inclinándose para aceptar mi dominio permitiéndome moverme dentro de ella.

Su corazón se acelera y ella se viene en mi polla. Cuando se viene, la muerdo más fuerte rasgando levemente su piel. Su coño aprieta, su cuerpo responde a la marca del apareamiento. Somos bestiales en nuestra pasión uniéndonos de la forma más íntima.

—Mía, Rose, eres mía ahora— la siento girar cuando la beso y empujo más fuerte dentro de ella. —Y yo soy tuya también.

Ella se inclina hacia atrás dándome su calor.

—Tuya— susurra y aprieta mi polla nuevamente.

Conteniéndome dentro de ella lo más que puedo, me vengo, dándole más de mi semilla. El semen pegajoso se esparce entre nosotras y sé que no va ser la última vez de esta noche.

Tengo la sensación que no vamos a dormir mucho hoy.

Pequeña osa perdida (Chaennie G!P) #3Where stories live. Discover now