Novio de alquiler

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au taekook, capítulo 5.

El reloj digital que Taehyung llevaba en el auto había marcado apenas las 7:30 pm, aún faltaba media hora para el encuentro y él simplemente no podía estar más nervioso. Y no era solo por Seokjin, sino también por Jungkook, su novio de alquiler.

En otra situación él jamás hubiera acudido a algo tan bajo, incluso hubiera preferido que la tierra se lo tragara antes que tener que pagar por un servicio como ese, porque incluso si no era algo malo o ilegal, no dejaba de ser vergonzoso. Quizás Seokjin tenía razón, tal vez él no era tan bueno para tener alguien a su lado por amor, porque si no fuera así, ¿entonces por qué le estaría pagando a un chico para ser su novio por una noche?
Sin duda alguna era patético, tan patético que no pudo evitar que un par de lágrimas corrieran por sus mejillas mientras su cabeza se inundaba de los pensamientos más negativos posibles.

Pero poco duraron en su mente pues su celular comenzó a sonar haciéndolo volver a la realidad, recordando que estaba estacionado a una cuadra del restaurante al que Seokjin le había dicho que fuera, y cayendo en cuenta de que tenía que recomponerse antes de que dieran las 8 de la noche.

— Ah, hola Taehyung, soy Jungkook — dijo una voz gruesa al otro lado de la línea —. Estoy en la entrada del restaurante, quería saber si entrar o...

— Espérame ahí, estaré en menos de un minuto contigo — respondió rápidamente y colgó

Puso el auto en marcha, y anduvo el poco trayecto que le faltaba. Antes de bajar del auto se miró en el espejo retrovisor asegurándose de que no fuera notable que había estado llorando, limpió un poco su cara y después se armó de valor para salir del auto. Entregó las llaves al chico del vallet parking y después acomodó su saco. De inmediato buscó con la mirada a aquel chico de cabello oscuro y ojos brillantes que había visto en lad fotos, y al encontrarlo no pudo evitar sonrojarse porque sin duda alguna era jodidamente guapo. Sumado a eso, el traje negro que portaba y su cabello un poco despeinado debido al ligero aire que soplaba aquella noche lo hacían verse mil veces mejor. Definitivamente Taehyung había elegido al chico correcto para callarle la boca a Seokjin.

— Uh, hola ¿Jungkook? — dijo después de haberse acercado con timidez —. Soy...

— Kim Taehyung, ¿verdad? Mucho gusto, es un placer estar a tu servicio — mencionó Jungkook con una linda y gran sonrisa, y Taehyung no pudo evitar las cosquillas en su estómago

— ¿Te parece bien si entramos?

— Haré lo que tú me pidas, Taehyungnie — respondió dulcemente, haciendo que el mencionado se sonrojara

Jungkook simplemente lo miraba con atenció, y no pudo evitar pensar que ese chico era adorable.

Al entrar al restaurante se acercaron a la hostess, Taehyung siempre conoció bien a Seokjin, por lo que sabía perfectamente que él debía haber hecho una reservación. Porque Seokjin era así; siempre le gustó tener todo bien anticipado y estar preparado para cualquier cosa. Recordaba su priemra cita de aniversario: habían estado hablando sobre ello por días, querían ir a un restaurante de esos bonitos donde suena el jazz en vivo de fondo. Taehyung estaba feliz, y Seokjin no era la excepción, sin embargo, todo se fue a la mierda cuando al llegar al restaurante les informaron que debían haber hecho una reservación.

— Mierda, te lo dije Taehyung, te dije que debíamos reservar  — gritó Seokjin al volver al auto

— Bebé, tranquilo — intentó aligerar el ambiente —. Podemos hacer cualquier otra cosa, nuestro aniversario es especial porque se trata de nosotros, no de un restaurante

Y es que en aquel entonces Taehyung lo amaba tanto. Seokjin era la luz de sus ojos, su motivación, su razón para seguir adelante. Porque cada mañana al despertar se daba cuenta de que tan feliz era durmiendo con él, y que tan placentero resultaba abrir los ojos y que aquel bello rostro fueran lo primero que sus ojos captaran. Porque Seokjin era jodidamente especial, y cada parte del cuerpo de Taehyung lo sabía pues con simplemente escuchar un "buenos días, osito",  como  solía hacerlo Seokjin cada mañana al despertar, lo hacían temblar y suspirar.

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