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"Se como son las mecánicas del dojo, sensei, pero no deberías de haberlo tratado así"

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"Se como son las mecánicas del dojo, sensei, pero no deberías de haberlo tratado así"






       Cuando Sam terminó de contarlo todo una cantidad de lágrimas se reteñían en sus ojos intentando salir, pero ella no las dejaba.

—Sam, sabes que ese imbecil no merece ni una de tus lágrimas, ya consiguió lo que quería, hacerte sentir mal, pero no le vas a dar el lujo de que lo sepa.

—Lo se, obviamente no me voy a mostrar así ante el, solo alimentará más su ego— Las dos nos reímos mientras ella secaba lágrimas que habían caído.

Mire la hora en mi reloj y me di cuenta de que me quedaban 15 minutos para empezar las clases, así que tendría que ir corriendo.

—Me gustaría quedarme más tiempo, pero tengo unas cosas que hacer, cuando vuelva te llamo y si quieres vienes otra vez— Le ofrecí.

—Claro, de hecho yo también tengo que hacer algo.

Las dos bajamos las escaleras de casa rápidamente y salimos, no sin antes avisar a mi madre, después cada una se fue por un sitio diferente.

Quede con Miguel en unos pisos amarillos que quedaban de camino al dojo, dos minutos después de llegar él salió de allí.

—Vamos rapido, el sensei nos matará— Asentí dándole la razón.

—Carrera— Advertí y los dos salimos corriendo.

Después de un largo recorrido a esa velocidad, por fin iba a ganar, pero frené en seco cuando vi por lo menos a 20 adolescentes esperando en la puerta del dojo, todos hablando y riendo. Miguel que venía detrás mía freno también cuando lo vio.

Nos metimos entre la multitud sonriendo, cuando pasábamos todos nos felicitaban y cosas así, y debo admitir que se sentía genial.

Un coche rojo llegó y se estacionó enfrente, de ahí de poso Johnny, que lo veía todo como si estuviese en shock, y bueno, como no estarlo, no siempre tú dojo se hace famoso del día a la mañana gracias q tus dos únicos alumnos.

—La cosa se pone interesante— Nos dijo cuando llegó con nosotros y abrió la puerta del dojo para que todos pudiésemos pasar— Vamos a cambiarnos, estos que esperen aquí.

Pasamos a los vestuarios, yo a los de chicas y ellos q los otros, y nos pusimos nuestros gis, dejamos la ropa y los zapatos allí con la mochila, yo salí antes que ellos, ya que Miguel quería hablar de algo con el sensei y preferí no intervenir.

—Me alegra que os hayáis apuntado— Les dije a Eli y a Demetri cuando los vi dentro.

—Aún no se como me convenció— Dijo el segundo hablando de su amigo— Es como una hora extra de gimnasia, sin motivo— Aclaró.

nightmares | Eli Moskowitz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora