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La reunión en la mansión de los Osorio continuó de manera exitosa, los invitados se encontraban contentos y cómodos y las donaciones monetarias seguían en pié.

Karol miró a Joaquín a lo lejos, quién acomodaba algo que estaba un poco fuera de lugar en la mesa de aperitivos.

"Genial." - Dijo irónicamente en un suspiro mientras se acercaba a él. Lo observó durante un momento y luego habló, captando su atención. - "Quisiera que se mantuviera al margen, está un poco fuera de su elemento aquí."

Joaquín alzó una ceja ante aquel comentario que, aunque salió de aquella mujer en un tono de voz totalmente educado, fué algo despectivo para él. Afortunadamente sabía cómo lidiar con aquel tipo de personas y no se consideraba alguien de problemas, de no haber sido así aquella mujer estaría en el suelo rogando porque no arruinara su peinado de 2,000 dólares y su manicura inspirada en diseños franceses.

"Oh, lo siento" - Le respondió con inocencia fingida. - "No sabía que podía sentirse opacada tan rápido, pero aún así no se preocupe por mí." - Sonrió de manera burlona.

La castaña estaba a punto de hablarle de manera nada agradable, pero antes de siquiera poder emitir algún sonido, una mujer con cabello negro y vestido pulcro interrumpió la pequeña conversación que habían entablado, llevándose la absoluta atención de Karol con ella.

Leidy, quién estaba a sólo unos pasos de ellos y quién pudo escuchar todo con claridad, miró al joven con una sonrisa reluciente y tratando con todas sus fuerzas de contener la carcajada que ya amenazaba de salir de su boca. Joaquín tan sólo la miró y le guiñó el ojo de manera juguetona, y sin más continuó andando por la mansión, observando todo a su alrededor con admiración.


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El pequeño evento terminó a eso de las 11:00 p.m., todo había salido conforme a lo planeado y Emilio estaba más que feliz por eso.

Recogió un último cheque que fué ofrecido por uno de sus socios antes de que se marchara junto con su esposa, ambos satisfechos por lo ofrecido en la mansión Osorio.

Joaquín y Leidy se encontraban acomodando y recogiendo algunas cosas, mientras Karol (quién estaba sentada en uno de los grandes sillones de la sala, con una copa de champaña en su mano) les señalaba algunas cosas que estaban fuera de lugar con aires de superioridad, aunque siendo vilmente ignorada por ambos.

Emilio atravesó la sala prestando poca atención a aquello, entró a su oficina y guardó los cheques en uno de los cajones de su escritorio. Estaba a punto de salir de ahí, sin embargo cuándo levantó la mirada se topó con algo que definitivamente no fué de su agrado.

"¡Catherine!" - Gritó con confusión y enojo al mismo tiempo. Es decir, ¿Cómo no enojarse? Si un completo extraño para él estaba ahí en la terraza, casi comiéndose a su hija, a su niña.

El Niñero // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora