𝐎𝐍𝐋𝐘 𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋 | ❝ Soy feliz manteniéndote estancada entre mis dientes. Y no hay nada que pueda hacer al respecto ❞
𝐀𝐊𝐈𝐋𝐀 era ruidosa, ella era sonrisas y alegrías. No le importaba expresar lo que pensaba o sentía. Era un alma libre que na...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
⟪ CAPÍTULO VEINTE ⟫
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Hodge observaba al frente, escuchando como la mujer detrás suyo tosía con dolor, girando a verla notando que la sangre había manchado su vestido azul al igual que sus pies y sus manos.
—Maldito traidor —escupió sangre a un costado viéndolo con rencor.
El rubio soltó una carcajada.—Quien diría que tendría a la gran Akila Zahra ahora en el suelo herida por culpa de mi espada —dice con burla, poniéndose de cuclillas frente a ella.
—¿Sabes lo que le hacen a los traidores en Egipto? —sonrió de forma cínica—. Le cortan la piel dejándolos en el sol durante horas, para después, dárselos como comida a mi bello puma.
Akila soltó un jadeo cuando Hodge apretó su herida sin ningún pestañeo, haciendo que ella se retorciera en el suelo, cayendo lágrimas en sus ojos, pudo sentir su propia sangre manchar su cuello descubierto cuando Hodge la ahorcó para alzarla.
—Cállate y camina, princesita —dice con ironía, haciéndola la caminar—. Llegó —anuncia al ver un enorme barco blanco acercase y como un hombre descendía de él.
La sangre de Akila arde al ver a Valentine con una sonrisa descarada en su rostro a acercarse.
—Creo que tienes algo que me pertenece.
El rubio miró al hombre antes de sacar de su bolsa la Copa y entregársela.—Como acordamos, viejo amigo.
Valentine agarró la Copa mirándola con una notoria ambición al igual que esa sonrisa que a Akila le asqueaba.
—Lo has hecho —dice, sin mirarlo y solo centrando su atención en la Copa—. Tienes tu libertad.
—Gracias, hacia mucho tiempo que no respiraba aire puro y no veía el exterior con mis propios ojos.
—Patético —siseó Akila, llamando la atención de Valentine.
—¡Pero miren a quien tenemos aquí! —rió—. La trajiste.
