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Muralla Sina, 4:00 P.M.

Escucho como suena una fuerte alarma dando a entender que son las 4:00 de la tarde, el enorme portón de la base del cuerpo de exploración se abre de par en par dejando entrar a la multitud de hombres uniformados en búsqueda del mismo sueño que yo.

— ¡Armen varias filas!.— Un hombre de al parecer un rango alto grita para que todos procedan entonces a realizar ciertas filas para que podamos entrar.

Me coloco en donde veo que ya se va armando una fila mejor, ya que donde me encontraba todos se miraban entre sí como perdidos y yo no quiero quedarme detrás aunque sea lo más sensato que deba hacer.

Me coloco en una formación y sin querer tropiezo con alguien.

— Lo siento.— Le susurro a un chico que se ha volteado hacia mi y está observándome con fastidio. Tiene el cabello color marrón, y es claramente alto, no se ve nada mal.

No se ve nada mal.

Contrólate, concéntrate Rubeth. Agacha la cabeza, no mantengas tanto contacto visual.

— Solo fíjate la próxima vez.— Yo asiento con mi cabeza gacha para no ser tan facialmente visible para los demás, el se da la vuelta colocando su vista fija hacia adelante y yo respiro hondo. Debo de ser más precavida y cuidadosa.

— ¡Todos colóquense en posición sin desarmar la fila y deben plantarse en el campo medio de la base, tienen aproximadamente 5 minutos para llegar allí y esperar los anuncios informativos!.— Grita el mismo hombre haciendo que le salga algunos gallos de vez en cuando grita por su fuerza gutural.

Todos los que estamos reunidos y en formación después de captar la orden de aquel hombre cuyo nombre desconocemos, hacemos lo que se nos ha dicho a petición sin desarmar la mísera fila en las que nos encontramos divididos unos con otros. Observo todo a mi paso y este lugar es terroríficamente grande a decir verdad, mi vista recae en algunos hombres en un enorme escenario de madera que se encuentran en una postura inalcanzable y a su lado está la mismísima Hanji Zoe, la mujer que admiro con todas mis fuerzas.

— ¡Buenas tardes, jóvenes novatos!.— Dice Hanji Zoe a todo pulmón y con una felicidad que disgusta a todos.— Me alegra saber que muchos estarán viéndome la cara y recibiendo órdenes por mí durante su estadía aquí.— Ríe con fuerzas y su risa ilumina mis ojos.

— ¿Es ella?.— Dice un chico a mis espaldas.

— Si, ella es la única y primera mujer con un rango igual al de un hombre. La única que pertenece a una formación militar y a la más importante.— Dice otro con cierta altivez de admiración hacia ella, lo cual me congestiona una sonrisa en mi rostro.

— ¿Por qué la admiras?, lo que ha cometido es una vergüenza hacia nuestro género al tratar de compararse con nosotros, ¿A caso no ves su sinvergüenzada?.— Dice el otro chico con cierto desagrado en su voz.

— ¿Qué te pasa?, No tienes por qué creer que una mujer no puede tener un rol igual al de un hombre, si está a su alcance puede tenerlo, ¿Cuál es el problema?, yo no le veo ningún problema.— Dice el otro refutando su comentario.

— ¿Eres gay acaso?.— Dice y chicos de la formación de al lado se echan a reír tirándose el chisme de la fila en la que me encuentro.

— ¿Qué tiene que ver?.— Dice el otro confundido.

— Sencillo, es que tú no...— Le interrumpen.

— Para comenzar es grato e importante que deban de saber las siguientes informaciones que serán anunciadas por el comandante Erwin Smith.— Dice Hanji, dandole paso a un esbelto hombre, cuyo rasgos físicos son muy pronunciados y su mirada irradia liderazgo hasta más no poder. El famoso Erwin Smith en persona.

— ¡Mi ídolo!.— Dice el chico que se encargó de despreciar a Hanji Zoe con sus comentarios tontos.

Todos aplauden y otros dan silbidos de admiración hacia el comandante, lo admiro yo también, nunca me pareció un hombre que no hiciera una buena labor en cuanto a su rango y profesión, tampoco se entrometió en los problemas sociales de las mujeres, simplemente veló por la seguridad y el mantenimiento de la ciudad.

— Hombres, jóvenes, muchachos de honor y de tenacidad, es un grato placer para mí presentarme ante ustedes y conocer el gran número de reclutas para nuestro cuerpo de exploración. Es de mi intervención hacerles entender a lo que se enfrentarán mediante un juramento de lealtad desde lo más profundo de sus corazones.— Todos aplauden.— Sacrificaran sus vidas y eso implica pasar muchísimo tiempo lejos de sus hogares y familias, velarán por ellos y llevarán honor a sus vidas, no se le debe temer al hecho de morir, sino de más bien de ser un cobarde en una especie de tripulación, por ende asociamos que mediante el juramento ustedes se van a sacrificar y van a velar por el bien de la ciudad siempre que se requiera, sin temor, con valentía y con entusiasmo. Los que consideren que no pueden conllevar tal peso para poner su vida en peligro, están a tiempo de retirarse.— El gran portón se abre y muchos se miran entre sí, otros avanzan hacia la puerta y veo como grandes grupos se retiran.

Luego de que se retiraran todo aquel que quisiese, quedamos más o menos 3 grupos de aproximadamente una buena cantidad, pero cuestionable.

— Los que han decidido con valor, lealtad y valentía permanecer a la legión, sean bienvenidos y un enorme placer tenerlos con nosotros en este recorrido.— Dice Erwin finalizando su discurso.— Tercer grupo conmigo, primer grupo con Hanji y el segundo grupo con Ackerman.

— Acabamos de valer.— Dice un chico tras de mi.

— Moriremos con Ackerman antes de salir a enfrentar afuera de las murallas.— Dice otro chico.

— No puede ser, ahora si quisiera retirarme.— Dice otro chico pasándose su mano por su cabello en acto de desesperación.

— Tsk, cobardes.— Digo más para mi misma aunque voltean a mirarme y oh no, miradas, agacho mi cabeza.

— Parece que desconoces a Levi Ackerman.— Me dice uno de ellos el cual no me animo a sostenerle la mirada por precaución.

— Ya veremos cómo te va y verás también cómo nos va ya que pertenecemos con el.— Dice el chico con molestia y nerviosismo en su voz.

— Ya veremos.— Digo y sonó más a un desafío.

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Hasta ahora todo bien, todo correcto y yo que me alegro xdxd okno. ¿Qué les pareció?

¡Señor, Sí Señor!. [LEVI ACKERMAN]. ©Where stories live. Discover now