Un impetuoso joven alfa, encuentra a su pareja en un maduro y experimentado omega.
El profesor Win Sabel se ha forjado una buena vida. Siendo un omega soltero a sus treinta años, ha perdido desde hace ya mucho tiempo, la esperanza de encontrar un al...
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Un mes después
El alivio en la casa era palpable. Atrapante, incluso, en su fuerza agradable.
La relación entre Xan y Azael florecía para satisfacción y deleite de todos. La imprenta y los suministros de Caleb habían sido entregados, dejándolo felizmente creando todo el día y lleno de alegría por la noche. Y Janus, el primo de Xan que se había quedado con ellos en Lofton para actuar como espía del padre de Xan, había sido convocado fuera de la casa por una temporada, y todos sintieron la alegría de su ausencia.
Win también vio el alivio en Bright. Su paso era más fácil, más relajado, y su sonrisa se hizo más brillante a medida que pasaban los días. Win sospechaba que tenía menos que ver con la ausencia del molesto primo de Xan y más con el progreso del embarazo de Win.
—Su pulso es más lento y su presión arterial está baja —dijo Azael. Volvió a colocar su estetoscopio y el brazalete portátil para la presión arterial en su bolso negro de médico y se recostó sobre los talones.
Win estaba apoyado sobre almohadas en el sofá de la biblioteca, media docena de libros parcialmente leídos extendidos a lo largo del cojín.
Azael estaba a los pies de Win para el examen, y Bright estaba de pie detrás del sofá, con las manos sobre los hombros de Win mientras vigilaba el proceso. Azael colocó sus palmas contra el bulto cada vez mayor de Win y presionó suavemente, haciendo sonidos por lo bajo.
—¿Y bien? —Preguntó Bright.
Win sonrió de lado. Oh, su adorable alfa bebé, siempre tan impaciente.
—El bebé parece ser del tamaño correcto.
—¿Por qué estamos haciendo esto aquí? —Preguntó Bright. —No puedes examinar sus cicatrices en público de esta manera.
—¿Oh? Creo que has estado "examinándolo" en casi todas las habitaciones vacías de esta casa últimamente. Y, según los rumores, incluso el jardín —dijo Azael con la mirada perdida.
Win rio. Él y Bright nunca iban a vivir el último mes. Habían sido atrapados varias veces, en múltiples lugares, por demasiadas personas en medio de hacer el amor. Pero Win no estaba avergonzado. Estaba embarazado por única vez en su vida, e iba a disfrutar total y completamente la única parte que no era dolorosa ni aburrida: grandes cantidades de sexo.
Bright, sin embargo, apretó más los hombros de Win y gruñó suavemente.
—No lo estás examinando aquí.
—No, nunca planeé hacerlo —dijo Azael, sentándose nuevamente sobre sus talones. —Él está bien.
—¿Cómo puedes estar seguro?
—Lo examiné ayer. Estaba bien estirado, suelto y en camino a un parto saludable. No habrá vuelto a tensarse de la noche a la mañana. Especialmente desde que escuché la evidencia de que lo estiraste anoche.
