𝐭𝐡𝐞 𝐛𝐚𝐬𝐭𝐚𝐫𝐝 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐬 -aemond targaryen-

capitulo 3

recuerdo mi llegada a driftmark, mi padre anuncio mi existencia con un tono amenazante, sin decirlo advirtió a todos sobre que no tenían permitido hablar mal de la princesa, su hija.

Laena me recibió con brazos abiertos, nombrándome parte de su familia. mis medias hermanas menores, Rhaena y Baela demoraron un poco en entender que hacia yo ahí. aun así no demoraron mucho tiempo en encariñarse, al igual que yo hice con ellas.

los padres de Laena desconfiaban un poco de que tipo de reputación traería a su familia debido a mi nacimiento como hija fuera del matrimonio. pero nunca fueron distantes como la reina Alicent, mi padre me dijo una vez que mi aceptación fue mejor recibida debido a mi cabello y apellido, los cuales no "contradecían" la pureza Targaryen y de la familia.

a medida que iba creciendo, mis ideales y hobbies evolucionaban. a pesar de considerarme una Targaryen, investigue lo suficiente como para saber que no somos una familia tan pura como algunos quieren hacer creer, algo que siempre utilizo a mi favor en momentos de defender mi sangre. 

cuando llevaba un año viviendo en driftmark mi padre regreso de unos de sus viajes con un regaño especial para mi, aunque aquel tipo de sorpresas no eran algo raro de el.

cuando me enseño de que trataba, recuerdo casi llorar de la emoción.

el escamoso huevo de dragón que mi padre había prometido buscar para mi, finalmente había llegado. el fue quien me indico que hacer, como cuidarle y esperar que se abriera. 

el huevo brillaba como el oro. era como si un trozo de sol se posara en mis manos, y cuando le pusimos sobre le fuego era un espectáculo singular.

mi padre, según sus palabras, jamás había visto un huevo de dragón parecido a este. por eso decidió que debia ser mío. luego de una noche frente al ardiente fuego, cuando el cielo se ilumino, escuche el débil quejido de un animal. 

mis ojos y los de mi padre brillaron al ver las doradas escamas del dragón, el cual no quitaba sus ojos de mi, creando una conexión sin igual. Daemon llamo a un grupo de expertos en dragones, primero me negué a entregárselos, acción la cual mi dragón reconoció, negándose a colaborar. 

mi padre me ordeno a hacerlo, a lo cual accedí. el anciano, que hablaba un idioma desconocido para mi, alejo su mano del dragón en cuanto sus dedos rozaron las escamas. luego me miro, diciendo algo que fue traducido por otro hombre. me pidió que tocara al dragón, tarea que no me fue complicada. sus escamas no me lastimaban. mi padre tambien intento tocarle, saliendo lastimado de igual forma. 

terminaron por explicarme que mi dragón pertenecía a una raza antigua, de los primeros dragones nacidos. debe llevar mas de cien años petrificado, rompiéndose cuando llego a mi. pero esto no fue mas que un favor para mi reputación, después de todo un Targaryen que logre hacer nacer un huevo no hace mas que confirmar la "pureza" de su sangre. 

luego de pasar unos últimos minutos a su lado, mi padre dijo que debían llevárselo. pero que le vería regularmente luego de que sea educado como un dragón obediente y a su vez será estudiado por los expertos.

verle crecer lentamente fue como ver a un hijo, paso de ser del tamaño de mi mano a un dragón formidable en los siguientes dos años.

hoy ya tengo 15 años, y mi dragón, el cual bautice como "Goldagger" a crecido al tamaño de lo que podríamos comparar a tres caballos apilados uno sobre el otro.
No estaba mal para tan solo tener 2 años de haber nacido.

--¿Lista para volar?-- pregunto Daemon.

Volteé tan solo mirandole por sobre mi hombro, mi expresión decidida fue su respuesta.

--¡Caraxes!-- gritó.

El dragón de mi padre llego junto a el, ambos subimos a nuestros respectivos dragones y asi comenzar con nuestro primer vuelo juntos.
Goldagger responde correctamente a mis ordenes, pero eso era lo mínimo que debía esperar de su entrenamiento.
Lo que yo queria era probar dracarys, sentir el calor de su aliento de fuego el cual debia ser temido por quien aquel gritó le fuera ordenado.

El primer vuelo fue tranquilo, mi padre mantenia a caraxes a un ritmo del cual mi joven goldagger pudiera seguir, la diferencia de tamaño entre ambos dragones era mucha.

Luego de acostumbrarme, mi padre comenzo a elevarse aun mas rápido, ordene a mi dragón hacer lo mismo.
Y una vez arriba, comenzamos a jugar.
Nuestros dragones volaban en patrones que parecian estar danzando, y finalmente llegó el momento.

--¡Dracarys!-- gritó mi padre.

Caraxes expulso el fuego del cual mi padre me enseño orgulloso, luego me indicó que era mi momento.

--¡Goldagger, dracarys!--

Mi dragon solto un feroz rugido, del cual parecia haber tomado oxigeno antes de crear el fuego.
Entonces observe por primera vez el poder que tenía con solo una palabra, dracarys.

El juego de goldagger alcanzaba una distancia mucho mas larga que la de un dragon común de su porte, eso podia significar dos cosas.
Crecera el triple de su tamaño actual, o es uno de los dragones con aliento de fuego mas poderoso de este siglo.

Luego de nuestro primer vuelo, finalmente pude volverme una honorable jinete de dragones. Título del cual aprendí que no me era suficiente, no queria solo recorrer los cielos con mi dragón.
Una parte de mi, una gran parte de hecho, deseaba ser como mi padre.
Conquistar lugares y luchar batallas junto a mi dragón, pero aquello era difícil si eras una mujer.
No seria mas que un sueño, al menos hasta que demostrase aquel interés a mi padre.

-continuara-