El gorrión se quemara en el sol

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A la mañana siguiente Elena se despertó con un terrible dolor de cabeza, por lo cual solo el tratar de abrir los ojos le causaba un gran malestar, aparte de los acontecimientos que sucedieron en dichos días seguidos hubieran ocasionado en ella un cierto colapso, por otro lado, la cama en donde estaba aún la trataba de sumergir en sus más profundas noches de sueño, ya que no deseaba despertar o simplemente seguir enredada entre las sábanas de lino y algodón.
Sin embargo, la incógnita de cómo había logrado llegar hasta la recámara, ese si era un misterio, pero en lo que tardaba en lograr estirarse ya había logrado entrar una doncella a su recámara.

La doncella había comenzado a presentarse ante Elena, pero ella no podía brindarle mucha atención, ya que aún se encontraba realmente aturdida y con el dolor aún persistente.

-Mi señora, por favor permítame el poder ayudarla con su vestimenta, el día de hoy serán las conversaciones para la boda que se realizara en la tarde y no debemos de perder tiempo, por lo cual las opciones para su vestido de novia junto con su ajuar serán presentados en una hora junto con las doncellas de la corte que le servirán desde ahora junto con la dama mayor de la corte que estará a su servicio. - mientras se acercaba hasta donde me encontraba para ayudarme a salir de la cama y ayudarme con el aseo y vestimenta de la mañana.

- ¡Mi señora!!!!:- entrando tan rápido como pudo Catalina

- ¿Qué sucede????.- estando un poco preocupada, ya que su rostro notaba cierta rigidez y temor.

- ¡Es la reina madre! ¡Desea hablar con usted cuando esté lista! ¡De manera URGENTE! ¡La dama de la reina me entrego la carta con la mayor premura posible! ¡Por lo cual creo que sería pertinente que termine de alistarse y dé manera inmediata!

En ese momento Elena no supo muy bien cuáles serían las acciones de la reina madre, ya que solo la pudo apreciar el día de la elección para ser la próxima princesa heredera, por lo cual un trato más extenso con la misma se vería como una acción un poco precipitada y hasta visto con intensiones externas del matrimonio, por lo cual no dudo en pedir a las demás criadas que entren para que la terminen de ayudar, escogiendo solamente un vestido de color celeste pastel con detalles de flores muy diminutas de manera que pareciera una primavera fugaz, con un recogido de sus cabellos de manera que no se vieran tan desordenados.

Mientras Elena era llevada hasta los aposentos de la reina madre, su corazón latía cada vez más rápido y un fino sudor corría por su rostro, aun con el pulso a punto de que explote, sintió como el llamar de su nombre en la puerta hacía que sintiera un vacío extremo, en ese momento sintió un resplandor al abrirse las puertas de par en par debido a que un hermoso vitral con vista a los jardines dejaba ver cómo los rayos de la mañana se deslumbrara en todo el majestuoso salón.

- Entra por favor querida y toma asiento, debemos de hablar.-mientras me señalaba el delicado sillón donde me debía colocar.

- ¿Su majestad recibí su mensaje en que sería necesaria mi presencia a tan temprana hora de la mañana?.- mientras se acomodaba y trataba de ser firme en su hablar.

-Te mandé llamar para conversar de ciertos asuntos que te conciernen, ya que en unas horas será la nueva princesa heredera y más aún teniendo en cuanta los posibles rumores que puedas escuchar y antes que terceros te lo mencionen es mejor que sea de mi boca lo que tengas que oír.

Sin más, la reina madre se había levantado de su posición y comenzó a caminar en dirección al vitral con una mirada de pesar y angustia al mismo tiempo.

-¡Es tu deber como futura princesa heredera que tengas que tener lo más pronto posible un heredero! Pero te lo menciono, ya que el príncipe Antonio quien muy pronto será tu esposo no pudo conseguir uno en su anterior matrimonio lo que llevo a una serie de eventos muy particulares entre ellos la infidelidad de su exesposa una joven noble que al parecer el placer de otro cuerpo nublo su mente y con ello su cordura haciendo que se suicide desde un acantilado mientras trataba de huir con su amante al ser descubiertos ambos, que descaro de esa pobre alma, ni muerta deja de molestar en la corte es como si su sombra aún la pudiera sentir... pero muy aparte de eso, sé que mi hijo tiene una reputación de ser una persona fría y sin sentimientos, pero eso no siempre fue así, cuando su padre estaba en vida, el príncipe tenía una calidez y amabilidad siendo muy amado por el pueblo, pero la guerra nos arrebató al rey por lo cual él optó por las armas como medio de escape encabezando la legión que daría como resultado las múltiples victorias y unificación del imperio, no dudó que las tácticas que tomo mi hijo fueron un poco inusuales, pero no dudó de que muy dentro de él buscara el tratar de vengar la memoria de su padre, pero él no regreso siendo el mismo... a lo que quiero llegar Elena o mejor dicho futura princesa heredera es que tu deber es ser la madre del futuro rey de este imperio que la persona que es mi hijo no te aleje o te llegue a espantar, pero sobre todo el deber que tienes y la obligación hace que tengas un gran peso de ahora en adelante, y sobre el príncipe no te preocupes ya pude conversar con él antes que vengas por lo cual creo que se comportará como amerita las circunstancias ante el evento que se darán el día de hoy.

¡Ante la noticia que le había brindado la reina madre a Elena, solo pudo sentir un subido en su cabezón diciendo corre, sal! ¡Escapa, este no es un lugar seguro para ti! ¡Estarás confinada a un rol el cual odiaras y sobre todo estarás atada a un miserable como marido!
La voz de su interior no logro que se moviera, pero en ese instante sonó la puerta dando como una respuesta a lo que sentía Elena.

-Perdón su majestad, los ministros, ya llegaron, así como algunos representantes del imperio, están esperándola en el salón principal, y el cardenal desea revisar los detalles de la boda antes de la hora pactada.

-Gracias, puedes retirarte.

-Con su permiso su majestad.

-Creo que tu silencio es una respuesta apropiada para una princesa, así que en esta ocasión puedes marcharte las damas que serán asignadas para ti como tu corte estarán en tu recámara esperándote, por otro lado, es recomendable que no salga nada de tus labios de la conversación que tuvimos, ya que no deseo que su nuevo hogar sea algo hostil para usted.

-Su majestad yo... comprendo lo que me menciona, pero... también tengo elección en esta vida, sé que su hijo pudo pasar por tantas circunstancias, pero el estar con una persona tan fría y sobre todo sombría es una sensación que muy pocos podrían soportar...

- No veo que se estén llevando mal ambos por como reaccionó el príncipe al auxiliar a la princesa ante un desmayo por agotamiento, diría uno que usted ya pudo ganar cierta parte de él, aunque no dudó que mi hijo deje a alguien morir como un perro miserable, solamente diré... tenga mucho cuidado princesa, en este palacio los ojos y oídos de todos están siempre atentos.

-Por favor acompañen a la princesa a su recámara, ya terminé mi plática con ella.

Sin más, Elena se levantó enfurecida de su asiento y no voltio a despedirse de la reina madre, en su lugar al salir azoto la puerta con tal fuerza que solo escucho una risa burlona detrás de la misma.

El hijo de la emperatrizWhere stories live. Discover now