5. Palacio

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Cenicienta se dio cuanta de sus actos tan prontoncomo cerro la puerta. Intento volver a salir pero el pomo no giraba y el carro ya estaba en marcha.

Se hizo creer a si misma que no era mas que un sueño por lo que dejo que las cosas siguieran su curso sin trabas, al menos suyas.

El paseo fue hermoso, la joven chica estuvo mirando el paisaje todo el rato, viendo pasar campos de trigo o maiz que descansaban bajo la luz azulada del cielo por la noche, descansando protegidos por la mirada vigilante de la luna.

Cruzaron el pueblo por las calles principales, que estaban casi desiertas a aquellas horas. Sólo mendigos o tenderos que terminaban su jornada tarde se quedaban mirando pasmados el carro, olvidándose por completamente de lo que estaban haciendo.

Llegaron bastante rápido, teniendo en cuanta que la casa donde Cenicienta vivía estaba a las afueras. Se detuvieron delante de un edificio inmenso, de paredes blanco-azuladas, con puertas y ventanas altísimas y con muchas luces. En la entrada sólo quedaban los carros, con los cocheros correspondientes y algún que otro sirviente.

Antes de que Cenicienta pudiera hacer nada, el cochero, que minutos antes había sido una lagartija, le abrió la puerta y ella bajo asombrada por la magnificencia del castillo, se acercó al sirviente encargado de recibir a los invitados mirando a s...

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Antes de que Cenicienta pudiera hacer nada, el cochero, que minutos antes había sido una lagartija, le abrió la puerta y ella bajo asombrada por la magnificencia del castillo, se acercó al sirviente encargado de recibir a los invitados mirando a su alrededor maravillada. Ese le preguntó por su apellido. Ella le contesto y aclaró con un sonrisa que no había podido venir antes por asuntos importantes y que no, no llevaba acompañante.

El sirviente, ante tal lujo de vestido, concluyó que una plebeya normal no podría permitírselo así que, a regañadientes, tuvo que dejarla pasar.

La sala de recepción cumplió todas las expectativas del arquitecto al querer igualar la majestuosidad del exterior del palacio. Estaba vacío, debía haber comenzado hacia rato la ceremonia. Cenicienta apuro un poco el paso, aunque le costaba caminar con aquellos zapatos de cristal con tacón y aquel voluminoso vestido. Se dirigió por las voces hasta lo que parecía ser la sala del trono, una sala enorme y altísima que conectaba con el piso de arriba con escaleras a cada lado. Al fondo estaban el rey y la reina, sentados en sus respectivos tronos con elegancia. Cenicienta al verlos tuvo el impulso de hacer una pequeña reverencia, que hizo inclinando levemente la espalda y cerrando los ojos, aún de lejos sus majestades influían respeto y autoridad.

La muchacha contempló a su alrededor a la gente comiendo del banquete al un lado e la sala, bailado en el centro al compás de la orquesta situada al otro lado de la sala.

Sonrió al ver aquel espectáculo y se dirigió feliz a la mesa del banquete dispuesta a disfrutar de la noche.

La Cenicienta [FanFic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora