10. Vuelta

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Volvió a encontrarse en la sala superior al salón de fiestas donde la gente continuaba bailando y conversando. Supo que no podía bajar por las escaleras que daban al salón porque cabía la posibilidad de que su madrastra y sus hermanastras la vieran: una chica bajando las escaleras a toda velocidad no podría pasar por desapercibida.

Miró a sus lados: a la derecha había un pasillo, muchas puertas y unas escaleras, a la izquierda había un pasillo, muchas puertas y unas escaleras. Fuera donde fuese acabaría llegando al mismo lugar. Oyó pasos acercandose. Decidió ir por la izquierda.

Corrió hasta el final del pasillo y bajó las escaleras. Se le cayó un zapato a media escalera y se giró para recogerlo pero los pasos estaban cada vez más cerca: abandonó el zapato a su suerte y continuó bajando las escaleras.

 Se le cayó un zapato a media escalera y se giró para recogerlo pero los pasos estaban cada vez más cerca: abandonó el zapato a su suerte y continuó bajando las escaleras

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Corrió por passillos, giró esquinas, se perdió por las salas hasta encontrarse con una habitación familiar: el imponente e impresionante vestíbulo. Estaba en el pasillo del lado del vestíbulo, pero eso ahora no importaba pues solo tenía que salir de allí.

No se detuvo ni aminoró el paso quando pasó por el lado del sirviente de la entrada hasta entrar dentro de el carro en que había llegado allí. Este arrancó de immediato mientras el hechizo iba desvaneciendose y volvía al estado anterior de calabaza gigante.

Ya sentada en el carruaje notó como la adrenalina de la persecución disminuía y empezaron a dolerle los pies. El pie descalzo sangraba en la planta por las piedras del camino que había pisado. Se sacó el zapato de cristal que aun traía puesto y vio que su pie, no acostumbrado a llevar tacones, estaba inchado y rojizo.

Notó como el coche de caballos iba encogiendo y se tornaba de color naranja. Su vestido tambien se volvió de su antiguo color anaranjado y su anterior diseño destrozado.

La calabaza iba volviéndose de su tamaño original i la chica tomó la única solución posible: saltar.

Cogió las faldas del vestido y el zapato de cristal y saltó hacia la hierba al lado del camino mientras que el carruaje seguía yendo a toda velocidad hacia su casa.

Rodó por el impulso sobre la hierba blanda y se manchó el vestido harapiento, las manos y la cara de barro, el pelo quedó enmarañado, y los pies con cortes. Por suerte aun sostenía el zapato de cristal y no se había roto.

Se levantó del suelo y revisó que no le doliera nada. A simple vista parecía que no se había hecho nada. Pero al coger el zapato del suelo para empezar a caminar hacia su casa notó un dolor en la muñeca izquierda. Hizo una mueca: la muñeca debía haber absorbido el impacto de la caída.

Se agarró la muñeca para inmovilizarla y empezó a caminar hacia su casa que quedaba al final del camino, a unos dos kilómetros.

La Cenicienta [FanFic]Where stories live. Discover now