5. Jonah y Candy

1 1 0
                                    


Ese mismo día, desde temprano, Jonah y Candy llegaron a los juzgados, listos para hacer lo que fuera necesario para frenar los esfuerzos de Mike para cargarse a Valka. Sobra decir que pasaron un rato muy aburrido esperando a que el susodicho apareciese.

— ¿Qué tanto recuerdas de ese Mike? - Preguntó Jonah a su amiga, queriendo ubicarlo, ya que no tenía ni idea de quién era el desgraciado.

— Me daba cosa - Explicó Candy - Es decir, sonreía mucho y era más o menos amigable, pero no me daba buenas vibras. Era como tener al diablo enfrente mientras este te invita a bailar. Técnicamente no hay nada malo, pero de todos modos, no quisieras acceder. Nadie hablaba mal de él, pero sabías que era capaz de hacer cosas malas. Daba miedo, y daba más miedo que nadie más se daba cuenta.

— Debió sentirse como un imbécil cuando descubrieron que era infiel a su novia - Señaló Jonah.

— No realmente. Es decir, sí, se le escapó un detalle en su complicadísimo plan - Admitió Candy - Pero éramos jóvenes y que él no haya previsto eso es más bien comprensible. Ahora de seguro no deja pasar ese tipo de errores, ¿sabes?

Eso hacía sentido para Jonah. Si algo había aprendido leyendo los archivos y expedientes de Alba Dorada, es que más les valía reducir a cero cualquier amenaza, pues si los dejabas proliferar aunque sea un poco, si los dejabas sueltos de buena fe, les estabas dando la oportunidad para levantarse y cortarte el cuello en cuanto te dieras la vuelta.

Estúpidamente, si así lo querías ver, pero para Jonah, era mejor no dar segundas oportunidades: no todos, pero sí la gran mayoría, no las merecían. Por eso, Jonah no era partidario de dejar libre a alguien que ya había metido la pata una vez. Al menos, no sin una reprimenda, no sin sancionarle. Enseñarles que no habría consecuencias por sus actos era tan sólo una manera de hacerles saber que podrían seguir haciéndolo sin problemas.

— Valka en serio lo está pasando mal - Añadió Candy - Es decir, bueno, no lo parece porque se ve como si estuviese en un episodio de manía desde hace días, pero lo sufre.

— Nunca dije que no - Contestó Jonah, vigilando todavía quién entraba y quién salía de la puerta de los tribunales - Pero parece que se esfuerza en sufrirlo sola. Parece que no nos quiere cerca para librar su duelo.

— No está acostumbrada a recibir apoyo - Admitió Candy - La conozco desde que éramos niñas y siempre le ha costado admitir que necesita ayuda para algo. Es un asunto vergonzoso para ella. A veces, es mejor no insistirle.

— ¿Aún si eso le cuesta la vida?

— No tendría por qué...

— A estas alturas, no lo sabemos - Contestó tajantemente Jonah - Ya me has contado que Kai empezaba poniendo a salvo a una chica perseguida por matones y terminaba defendiendo una ciudad entera del crimen organizado. Valka y Kai se parecen en algunas cosas, así que, tú dime.

Candy no quería reconocerlo, pero Jonah tenía razón. El más mínimo descuido de parte de ellos podría conducir a un escenario catastrófico: siempre había sido así. No tenía por qué cambiar ahora.

— Hey, mira - Llamó Jonah la atención de su amiga - Ahí está.

Mike realmente se veía algo desmejorado: ojeroso, con las greñas sin peinar, desaliñado, con una playera que le quedaba demasiado holgada y pantalones un poco arrugados, el culpable de haber trastornado tanto a Valka lucía como si en serio hubiese querido matarse hace poco. Candy puso todo su empeño en no hacer caso a aquellos evidentes signos. Estaba advertida respecto a lo buen manipulador que Mike podía llegar a ser, pero aún así, era difícil no tenerle lástima al verlo así.

— ¿Es ese? - Preguntó Jonah tras panearlo con la mirada repetidas veces - No veo lo que Valka pudo haberle visto.

— Se veía bastante "chico cool" cuando íbamos en secundaria - Admitió Candy - Como protagonista de anime. Como si viniera de pelear contra demonios o algo así.

— Ya - Contestó Jonah, todavía intentando verle algún atractivo.

Mike llevaba una gorda carpeta de papeles consigo, dirigiéndose hacia una ventanilla, listo para entregarlos, cuando Candy se le acercó. Sin embargo, no iba solo. Venía con Lizzy y un grupito de personas, casi todas mujeres, acompañándolo. Parecían sus viudas.

— Suficiente - Exclamó Candy, furiosa, acercándose al muchacho, rabiando.

Jonah decidió que debería seguirla y no dejarla sola en esto. Además, por algún motivo presentía que podrían tener problemas después.

— Es que, no lo entenderían - Chilló Mike, contándole las cosas a su público - Ella... no la odio siquiera, solo la extraño. Quisiera volver a cuando estábamos juntos y no teníamos que preocuparnos por nada.

Candy se indignó. Ni siquiera se acordaban de la verdadera novia de Mike en ese entonces, aquella a quien engañó, usando a Valka como una simple aventura en su vida. Candy iba a saltar al ataque desde ahí, pero se contuvo, pues Mike aún no había terminado de quejarse.

— Ella... ella me odia. Yo no quería traer estos papeles - Admitió el chico - No quiero. No quiero hacerlo, chicas, ¿por qué...?

— Tienes qué - Lo convencía Lizzy, poniendo su mano sobre el hombro del chico - No puedes dejar las cosas así, tienes que hacer justicia.

— Justicia, sí - Balbuceó Mike, desanimado.

Era difícil creer que algo de ese genio estratega siguiera dentro de él: se veía jodido, se veía agotado. Nada que ver con la imagen que proyectaba al mundo años atrás. Candy empezó a convencerse de que realmente, Mike estaba tan jodido como se veía.

Sin embargo, metió la pata en un pequeño detalle:

— Valka fue una ofrecida - Musitó Mike - Ella me envolvió y me manipuló durante todo ese tiempo. Me hacía creer todo lo que ella decía. Fue...

Candy decidió actuar.

— Se te olvida la parte donde el infiel fuiste tú - Interrumpió la chica, furibunda - Se te olvida que la orillaste a la depresión mientras tú estabas besuqueándote con su amiga. Se te olvida, imbécil, que la mandaste a terapia y no quiere ni verte, cuando tú insistes en tenerla contigo. Y una cosa más - Tomó aire Candy, ya sin intentar contener su rabia - Se te olvida que mientras la golpeaban en grupo por las cosas que tú hiciste, solamente te quedaste viendo.

Sin saber qué decir, Mike entró en shock (o al menos, fingió hacerlo: era un buen actor después de todo). Alrededor de él, Lizzy y las demás seguidoras de Mike no apartaban la vista de Candy, quien seguía a pie de guerra frente a ellas, lista para enfrentarlas desde ya. Jonah, al lado de ella, preparó su comunicador de Alba Dorada, por si era necesario solicitar refuerzos.

— Yo que ustedes, no atacaría - Advirtió Candy a las chicas que la miraban con odio, listas para defender a Mike - Lárguense antes de que empecemos a arrestarlas, a ustedes y a este idiota. Entrega tus papeles y lárgate - Espetó, dirigiéndose a él - La próxima vez que te veamos, más te vale no intentar nada estúpido o acabarás detrás de una reja.

Mike iba a replicar algo, pero esta vez, Jonah se adelantó a su amiga, alzando una mano, mostrándole la palma al chico, disuadiéndolo de intentar algo estúpido.

— No lo haría si fuera tú. Tenemos la autoridad para aturdirte y llevarte a prisión preventiva si nos agredes. Te ruego disculpes la actitud de mi compañera, fue demasiado agresiva, pero no malintencionada.

Candy iba a añadir algo más, pero se dio cuenta de un pequeño detalle: Lizzy ya no se encontraba ahí.

— Hay que avisarle a las chicas - Sugirió Jonah, al darse cuenta - Ya sabemos a dónde irá.

Candy asintió. Si tenían suerte, todo esto acabaría hoy.

Fata MorganaWhere stories live. Discover now