CAPÍTULO 23: No te vayas, sierra

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Sierra entró a la mansión sin ser golpeada por una gota de agua y miró a la pequeña Hanael a su lado.

—...Entonces, ¿qué pasó exactamente, Hanael?

Si era Hombre malo, no, si estaba hablando de Cassius, ¿no era raro en primer lugar? Sierra cerró la boca mientras trataba de decirlo. La madrina miraba directamente a Sierra. Algo realmente estalló en la atmósfera de la mansión.

¿Qué pasaba aquí...? Entre las novelas románticas publicadas recientemente, le vino a la mente la famosa novela de Sierra, Storm Hill.

¿Cuál era el ambiente de esta mansión? Era una sensación espeluznante. ¿Por qué se siente como si hubiera un fantasma...?

***

—Hola, Cassius.

Se preocupó cuando escuchó que Cassius fue repentinamente golpeado por la lluvia. Escucho historias de doctores que iban y venían como si tuviera algún tipo de enfermedad. Después de horas de reflexionar, Sierra se lavó el cerebro.

Sierra iba a ir directo hacia el.

Además, tenía una medicina antifebril que bajaba rápidamente la fiebre.

<<...No, en serio, ¿por qué hay una medicina en mi mano que funciona bien para las personas que han sido golpeadas por la lluvia? >>

Sintiendo una punzante culpa como farmacéutico, Sierra agarró la poción. Dolía escuchar que Cassius, estaba como un cachorro bajo la lluvia para luego derrumbarse. ¿No es eso bastante anormal? Sierra se levantó y salió en silencio.

<<Que...Si curo a Cassius, no me convertiré en una estafadora, incluso si todos los hechos salen a la luz más tarde. >>

...Por supuesto, también hubo un poco de emociones calculadas. Sierra acarició suavemente la frente de Cassius. No podía entender por qué estaba empapado de lluvia solo en el lugar. Cassius cerró los ojos y sintió el calor de Sierra.

—...Te extraño.

Desde el punto de vista de Sierra, era una declaración sin sentido.

<< ¿Qué pasa? ¿A quién estás buscando? >>

Cassius cerró los ojos y abrió la boca en silencio y le susurró.

—...No te vayas.

— ...

—Por favor.

Sierra tragó saliva. Claramente, Cassius tenía los ojos cerrados, pero había una ilusión como si sus ojos desesperados lo estuvieran mirando fijamente.

—Realmente...—Murmuró en voz baja. Pero Sierra no pudo escuchar lo siguiente. Su mano sostenía la de ella con fuerza.


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¡No es tu Hija!Where stories live. Discover now