DIESISIETE

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Jiang Cheng

Sentí una mano acariciando micabello. Me removí inquieto y luego escuché un quejido. Abrí los ojos y apunté, pero el problema era que no tenía un arma en mis manos, y no estaba en la sala. Vestía una
pijama negra y una medias del mismo color, una sábana gruesa cubría
la mitad de mi cuerpo.

—Hasta dormido piensa que tiene un arma. —La burlona voz de Lan Zhan
me irritó.

—Tranquilo, precioso, estoy aquí. Estamos bien. —me giré hacia Xichen, quien me miraba conorgullo,entonces me di cuenta de que estábamos en la sala de parto.

—¿Estás bien? ¿Te duele algo?

—Estoy bien. —su rostro estaba relajado, él estaba relajado.

Me levanté de la cama con cuidado de hacerle daño a Xichen, antes de plantarme frente a Lan Zhan quien se cubrió la cara con un mano y con
la otra su entrepierna. Yo golpeé su estómago con mi puño.

—Sabía que no te ibas a olvidar de eso. —se quejó, acariciándose el
estómago.

—¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué lo hizo tu mamá?

—Cuido por mis intereses, querido... —la mamá de Xichen y Lan Zhan entró en la habitación. —y no voy a dejar que la presión de un ataque
haga daño a mis nietos. —lo miré, entrecerrando los ojos.

—Sabes que no comeré nada de tu mano, ¿verdad?

—¿Por qué? —tuvo el cinismo de parecer ofendida. Negué con la
cabeza y miré a Lan Zhan.

—¿Cómo te diste cuenta de lo que estaba pasando?

—Uno de las seguridades me llamó para saber qué día podían volver
a la casa. Desde la llamada me pareció todo extraño. —la puerta se abrió y Wen Qing entró, quien dejó una bandeja en una mesa. —Y rápidamente vinimos hacia aquí.

—Bien. —esta vez fue Xichen quien habló. —Los quiero a todos aquí.
Nadie sale, nadie entra.

—Me parece justo.

—Ahora necesito que todos salgan de aquí, quiero hablar con mi Chico a solas.

—¡Oh, claro! —dijo Sun An con un tono pícaro, sus ojos negros ocre a los de Xichen brillaban con picardía también, antes de salir de la habitación junto a Lan Zhan y Wen Qing. Los nervios empezaron a
florecer cuando me acordé de nuestra última conversación.

—Ven aquí, Jiang Cheng.

Me dí la vuelta lentamente, sintiendo las medias rechinar debajo de mis pies. Su mirada intensa color ocre estaba sobre mí, yo lo miré detalladamente. Su pelo estaba suelto y peinado, su piel estaba totalmente limpia, sin ningún rastro de sangre, y su torso estaba totalmente expuesto, donde habían un par de vendajes, y en su brazo derecho estaba conectado a un suero. Busqué una silla para sentarme a su lado.

—Ven a la cama.

Obedientemente me subí en la cama con cuidado. Era una cama amplia y no era la típica cama de hospital.

—¿De qué quieres hablar? —Miré en dirección contraria a él.

—Me amas. —Esperaba que no recordara eso. ¡El hombre estaba a
punto de desmayarse!, estaba divagando, más bien. Sentí mis mejillas calientes como una estufa prendida. Su mano buscó la mía y sentí sus labios dejando un beso en la parte superior. —Mírame, por favor. —suplicó. Sabía que era tiempo de sincerarme, estaba acorralado contra la pared.

—Se supone que no debías recordar eso.

—Pero lo hago.

—Yo...

Embarazo Del Mafioso 'Adaptación 'Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt