Capítulo Siete

424 23 6
                                    


Su mirada continúa devorándome, haciendo que mi cuerpo se ponga inmediatamente en tensión y comience a respirar algo más acelerado de lo normal. Liam no hace nada más que mirarme mientras la pareja que está follando fuera de la casona comienza a gemir de placer, llegando seguramente al orgasmo.

Puedo ver cómo su mirada se posa por unos segundos en mis labios entreabiertos por la respiración, pero rápidamente devuelve sus ojos a los míos y yo agacho la mirada, avergonzada por habernos quedado ahí mientras esa pareja se lo montaba. O por haber creído que había alguna especie de conexión extraña entre nuestros cuerpos mientras estábamos escondidos.

—Ya han terminado —susurra a una distancia muy poco prudente de mi cara. Sin querer me fijo en cómo se lame el labio inferior mientras sonríe de forma coqueta y me aparto de su lado de forma algo brusca.

Miro alrededor para ver si siguen ahí esos dos, pero al comprobar que no me acerco a Liam y le empujo con rabia y el ceño fruncido.

—¿Qué demonios te pasa? —grito enfadada—. ¿Sabes lo raro que habría sido que nos pillasen espiándolos?

Una carcajada sale de la garganta de Liam mientras se sujeta el estómago con las manos, como si el doliese por reírse tanto de mí. Sin querer bajo un poco más la mirada y veo el bulto que esconden sus pantalones, pero inmediatamente subo la mirada hasta sus ojos.

—¿Te estás poniendo roja? —me pregunta cuando consigue parar de reírse—. Tranquila, el sexo es algo natural. Imagínate que llegas a pasar por su lado y les cortas el rollo, ¿sabes lo que jode eso?

—Eres idiota —le respondo furiosa antes de comenzar a caminar hacia la parte de atrás de la casona.

Liam me sigue el paso y puedo ver, para mi desagrado, que se coloca el paquete intentando disimular. Ay, Dios. La rabia y la angustia me comen por dentro por lo que ha pasado hace un rato. Puede que haya sido solo el hecho de tener a alguien montándoselo mientras estaba escondida porque Liam no me pondría cachonda jamás.

Will. Sólo me viene la imagen de él si llega a pillarnos en esa situación. ¿Y si Liam se lo cuenta a su manera? Dios esto es una maldita locura.

Atravesamos el jardín dejando a un lado la casona hasta que llegamos a la casa de los Collins, saco las llaves del bolsillo delantero del pantalón y abro la puerta. Entro antes de que lo haga Liam y voy hasta el salón en busca de alguna nota de Helen o cualquier cosa que hayan dejado. Recorro el salón en silencio mirando por todas partes hasta que escucho la voz de Liam desde otro lado de la casa.

—¡Lo tengo! —grita.

Salgo del salón en su búsqueda hasta que le veo en la cocina de espaldas. La cocina es pequeña y antigua, aunque acogedora. Todo es de madera y el resto decorado de un color amaderado para ir a conjunto. Me quedo apoyada en el marco de la puerta y cruzo los brazos esperando a que Liam se de cuenta.

Cuando se da la vuelta ni siquiera se sobresalta, simplemente se apoya en la encimera con una nota en la mano y me echa un vistazo rápido antes de devolver la vista a la nota.

—Bethany, cariño, antes de nada te agradezco que hayas ayudado a Liam mientras nosotros no estamos para hacerlo. Le dejo todas las llaves sobre la mesa de la cocina, él ya sabe todo lo que tiene que hacer. ¡Gracias a los dos! Espero veros esta noche o mañana. Un beso muy fuerte, Helen —termina antes de levantar la mirada hacia mí con una sonrisa enorme en la cara y deja la nota de nuevo sobre la encimera de madera.

—Helen te tiene mucho cariño —dice mientras se acerca a la mesa, coge el manojo de llaves y se acerca a la puerta donde me encuentro.

—Son como mi segunda familia —contesto a la vez que me aparto de la puerta para dejar que salga.

Pasión IncontrolableWhere stories live. Discover now