Capítulo Tres

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─¿Puedes tranquilizarte? ─me pide Will con tranquilidad desde el otro lado del teléfono─. Pequeña, así solo conseguirás estar mal tú.

Respiro hondo mientras continúo haciendo la maleta que me llevaré a Aspen con una sola mano porque con la otra sujeto el móvil contra mi oreja. Odio sentir que mi padre es un farsante y que me ha utilizado, pero encima ahora de repente pretende que vaya a su boda con una mujer que ha destruido nuestra familia y la que ha hecho mucho daño a mamá.

─Si hubieses estado ese día en la cena pensarías como yo...

Ha pasado ya una semana desde que cené con papá y todavía sigo sin creérmelo. Abro el cajón de la ropa interior y comienzo a meterla en la maleta bien colocada.

─Sabes que te entiendo, pero no soporto estar tan lejos de ti y ver que no puedo ayudarte de ninguna forma ─su voz es apenas un susurro ronco que envía pequeñas llamitas a todas las partes de mi cuerpo. 

Me muerdo el labio inconscientemente y me siento en la cama. 

─Entonces ven a Aspen conmigo ─le pido por milésima vez con la esperanza de poder convencerle.

─Beth, sabes que antes necesito arreglar aquí unos asuntos. Tengo que echar a  mi tío de aquí, hacer que se pire a otro sitio, comprobar que Logan no sigue a Gina o nos esté buscando. Y luego intentar encontrar al tío ese que decía ser mi hermano. Pero sabes que en cuanto pueda iré, pequeña.

─¿Y por qué no dejas de pensar en los demás por un momento y piensas en ti? ─le sugiero, aunque no de la mejor manera. El silencio que aparece de repente es doloroso.

Resoplo un poco cerrando los ojos con fuerza y pasándome la otra mano por el pelo. No me gusta discutir con él, pero últimamente este tema es lo único que nos trae. Escucho como suspira al otro lado del teléfono y puedo imaginarlo tensar la mandíbula por culpa de la rabia.

─Will... ─comienzo a decir dispuesta a disculparme, pero otra voz a su lado hace que frene.

─Will, puedo explicarte lo que pasó si me haces caso ─escucho que dice Gina con la voz algo temblorosa.

Me levanto de la cama y camino por la habitación intentando no hacer ruido para escuchar bien lo que dicen, pero creo que Will la ha mandado callar porque no escucho nada más.

─Beth, te llamo luego, ¿vale? ─dice él de repente.

─Pero, ¿qué...?

─Te quiero, pequeña ─termina antes de colgar y dejarme con las palabras en la boca.

Miro la pantalla del móvil incrédula y un malestar comienza a apoderarse de mi cuerpo. ¿Qué mierda se supone que tiene que explicarle a mi novio? ¿Y por qué en vez de explicármelo me ha colgado? Esta sensación de engaño la he tenido muchas veces al principio de conocerle y no me trae buenos recuerdos, así que es inevitable sentirme así y más teniendo miles de kilómetros entre los dos.

No tengo motivos para dudar de él ni de Gina, aparte porque ella es lesbiana, pero aun así me intriga saber qué ha pasado para que se vaya tan rápido y no me lo cuente. Camino nerviosa por la habitación en busca de algo que me quite este sentimiento destructivo con el que no conseguiré nada y me acerco a la mochila que tengo colgada de la silla del escritorio. La abro nerviosa y saco el test de embarazo. Debería hacérmelo de una vez y salir de dudas, así que decidida me dirijo hacia la puerta de la habitación para ir al baño, pero justo antes de entrar veo que alguien está abriendo el pomo de la puerta y tiro el test a la cama, aunque la puntería hace que caiga al otro lado en el suelo.

Pasión IncontrolableWhere stories live. Discover now