Ella era como el sol, iluminaba con su alegría y su presencia.
El todos los días la veía al tomar el bus a la escuela.
Ella era despistada.
El un pobre diablo, cuyo corazón con punjido se levataba.
Ella a veces le veía, el quitaba la mirada, mientras su tes enrojecida le delatava.
Es la señal de un amor que nace y crece palpitante, ronpiendo la coraza de indiferencia y miedo en el pecho de un chico maltrecho.
GustavDellor