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Adhara

Estábamos mi mejor amiga y yo trabajando en un caro y prodigioso restaurante de Grecia. Thalía estaba en la barra y yo iba de cliente en cliente atendiendo pedidos, hasta que de repente llegaron un grupo de hombres bastante imponentes fumando un puro como si nada importara. El de enmedio llevaba la cara llena de tatuajes, se le notaba "el líder" y él y los demás chicos llevan joyas de oro, se acercaron a la barra y yo fui con Thalía para atender.

-¿Qué van a querer? -pregunta Thalía con cara de amargura para luego sonreír falsamente.

-Una ronda de Whisky -habló el de gafas de sol. Yo no entendía porque las llevaba estando dentro del establecimiento.

-Enseguida -digo amablemente a pesar de que tenía cierto temor por la mirada de depredador que llevaba cada uno. Ellos se fueron a una mesa aún con sus puros y yo me quedé junto a Thalía observando la escena.

-Madre mía ¿no? -dice Thalia embobada con esos.

-Dan puto miedo... ¿Qué dices?

-¿Miedo? Me ponen.

-Joder tía, además, tienes novio. Y no entiendo que coño hacen fumando aquí si supone que no está permitido.

-Ya lo sé, pero míralos. Y sobre lo de fumar, hasta que no venga el gerente y les diga algo nosotras no podemos hacer nada -dice mientras va a coger el Whisky. Eran hombres bien vestidos, con ropa impoluta y aspecto elegante a la vez que peligroso, sin duda era bastante... curioso.

-Ve tú, yo voy a atender a los demás.

Ella puso los vasos en la bandeja y se los llevó. Se quedaron ahí hablando como si nada con ella, yo me acerqué también.

-Tardas mucho y hay mesas esperando...

-¿Tienen prisa? -pregunta él que llevaba un tatuaje en el cuello.

-Yo no -contesta Thalía.

-Un poco, esto se está llenando -digo intentando no parecer nerviosa. De un momento a otro apareció nuestro supervisor, mirándolos algo intimidado, pero a pesar de eso con una sonrisa.

-Buenas tardes caballeros -dice Cristian, nuestro gerente.

-Buenas tardes Cristian, un placer verte de nuevo -dice él de la cara tatuada con
una sonrisa que me daba malas vibras.

-¿Se conocen? -pregunta Thalía flipando.

-Claro, son clientes habituales, tratadlos bien, como debe ser.

-Claro, no lo dudes -yo asentí sin decir nada, sintiendo la mirada de esos cinco individuos en mí como espadas en el torso-. ¿Van a querer algo más? -pregunta Thalía amablemente, a pesar de que era una borde de mierda.

-Traenos otra ronda -soltó el de ojos azules, el cual tenía una perforación en el labio.

-Como deseen.

-Joder que miedo el de ojos azules, dios.

-Eres una cagueta.

-Joder, se nota que son gente chunga, lo raro es lo tuyo, que no tienes miedo.

-Ya bueno, mejor tener una apariencia tranquila.

-Si, la verdad que sí.

-Bueno, voy a llevarles esto -dice cogiendo la bandeja y llevándose las bebidas. Yo respiré, me estaba poniendo nerviosa.

Oí que le preguntaban algo a Thalía.

-¿Tú compañera está bien? -pregunta el qué llevaba un mullet azul.

Camisa de once balas IWhere stories live. Discover now