Conocí tu rostro, conocí tus manos,
me fuiste enredando entre tus brazos.
Y de pronto vi que se calmó la tempestad.
Contigo a mi lado, nada se siente tan mal.
***
Las relaciones nunca habían sido lo suyo.
Y ni siquiera se refería a algo romántico ni nada por el estilo, sino más bien a cualquier tipo de interacción con otras personas, que no fueran las de su familia desde luego.
De hecho, su círculo social se conservaba tan reducido desde que era pequeña, que sus amigos podían contarse con los dedos de las manos y probablemente le sobrarían dos o tres de ellos.
Eso tampoco significaba que Juliana fuese una ermitaña, claro que no. Era simplemente que apreciaba bastante su espacio personal, disfrutaba de sobremanera el silencio, se sentía en su elemento cuando podía observar en lugar de interactuar y su vida privada prefería conservarla así: privada.
Pocas eran las personas que conocían de su orientación sexual y aún menos las que llegaron a conocer a Ingrid, su novia de toda la universidad, quien se marchó a Milán un año después de su graduación, para perseguir el sueño que habían construido juntas, dejando a Juliana con nada más que un corazón que comprendía sus decisiones, pero roto al fin y al cabo.
Aquella experiencia le llevó a adoptar la determinación de lograr sus metas a su propio ritmo, echando mano de los recursos con los que ella podía contar y esa nueva mentalidad le tenía cerca de alcanzar sus objetivos profesionales a temprana edad, pero muy lejos de volver a encontrar a alguien que pudiera llenar el vacío que hacía mucho tiempo había dejado de sentir.
Lo que Juliana quería decir era que no se sentía sola. Al contrario, su trabajo como diseñadora para Rafaella Sorrentino la tenía demasiado ocupada como para pensar en tener que compartir su tiempo con algo que no fuese su libro de bocetos y sus lápices para dibujar. Así que no entendía de dónde venía esta insistencia de Renata, su amiga y compañera de cuarto, de encontrar una pareja para ella, pero sospechaba de la relación cercana que ésta había desarrollado con su madre, desde de la cena que Lupe organizara para celebrar sus 26 años unos dos o tres meses atrás.
— Es que no sé qué parte de 'no gracias, así estoy bien' no se entiende, Renata. Neta que ya me estoy cansado de que estés duro y dale con lo mismo — se quejó Juliana, mientras usaba el control del televisor para cambiar de un canal a otro, sin siquiera poner atención a lo que tenía frente a sus ojos.
Su cabeza seguía concentrada en la discusión con Renata, una castaña de ojos verdes con un corazón enorme, pero una carencia de sentido común para intuir cuando estaba presionando demasiado con un tema que a Juliana le tenía cansada.
— Juli. Ya te hemos dicho que no es nada sano que tu vida esté dedicada exclusivamente a tu trabajo. — Volvió a explicar su compañera, sentándose en el sofá, justo a un lado de Juliana, colocando el recipiente con palomitas en medio de las dos. — Necesitas salir, conocer gente, distraerte un poco.
— Que exagerada eres Renata — refutó de inmediato, mirando de reojo a su amiga.
Sí, era cierto que su trabajo ocupaba gran parte de su día, pero no absolutamente cada segundo. Además, Serena, la asistente de Rafaella, le había confesado en secreto que la jefa estaba considerando incluir muchos más diseños de ella en para la próxima temporada y darle más espacio en la pasarela, así que necesitaba estar concentrada.
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Snapshots
FanfictionHistorias Juliantina que pertenecen a distintos universos, incluso al que ya todas conocemos.