Capítulo 10

1K 84 8
                                    

Malas noticias Pt 1

Colocó la copa vacía sobre la mesa, se puso de pie arrastrando la silla en el proceso, dio una última mirada a su alrededor antes de salir del lugar, sus pasos lentos al punto de arrastrar los pies en el piso, con una mano detuvo a los aghas que l...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Colocó la copa vacía sobre la mesa, se puso de pie arrastrando la silla en el proceso, dio una última mirada a su alrededor antes de salir del lugar, sus pasos lentos al punto de arrastrar los pies en el piso, con una mano detuvo a los aghas que lo seguían. Sonámbulo, así se sentía como si estuviera dormido, ausente de sus sentidos.

Pasó ambas manos por sus ropas como si las estuviese arreglando, levantó su mano derecha en una clara señal de alto, las criadas en las puertas hicieron una reverencia para posteriormente retirarse, el hombre se paró frente a las puertas, cada una de sus manos sosteniendo una manija, reposó su cabeza algo agitada contra la madera, soltando un suspiro abrió las puertas e ingresó al lugar.

Sus ojos se posaron de inmediato en la cama donde una mujer y dos infantes duermen plácidos, cerró las puertas tras él para empezar a caminar hacia ellos, sus pies arrastrándose en el suelo,  se detuvo al pie de la cama.

Algunos cojines estaban puestos manera estratégica al borde de la cama, evitando que alguno de los menores pudiera caer, al otro borde la madre de los mismos y allí contemplando a los tres durmientes sintió una punzada en su pecho, la nostalgia lo invadió y el sentimiento de hacer lo imposible por protegerlos lo embargó. Sus ojos se posaron una vez más en la mujer, la única que se atrevió a sacudir su corazón, causando ternura en su ser y a la vez encendió la llama de la pasión.

Su Ayse, su Haseki, la madre de dos de sus hijos, aquella que extendió sus alas para cuidar de su hija Rukiye. Todas las mujeres que fueron importantes para él, las que le enseñaron la paternidad, solo una estaba viva ¿Acaso algún día la perdería también? La idea se sintió como una piedra en su estomago, en automático se acercó a la mujer y tratando de ser lo más cuidadoso posible se acostó junto a la fémina, pasando su mano izquierda sobre la cintura de la misma.

Una se suicidó, en algún momento pensó que fue su culpa, tal vez fue demasiado duro con ella.

Mahziba murió porque él la invitó aquella tarde a cabalgar, sus ojos verdes y su personalidad tan descomplicada lo atrajo. Era culpable ¿Cierto?.

Y luego para finalizar, a la tercera la mató con sus propias manos. Se enamoró de una traidora pero enmendó su error, razón por la cual su madre se molestó con él y con Ayse.

— Ayse.... — susurró.

El olor a jazmín que desprende los cabellos castaños, inundaron sus fosas nasales.

— Ayse — llamó a su nombre.

Como podía extrañar a alguien que tiene tan cerca, su agarre aumentó, Murad IV, no podía evitar sentirse estúpido ante los sentimientos que parecen burlarse de él. Y aún así, no pudo contener la parte más primitiva de su ser, el cuerpo tibio junto a él y el aroma natural de la mujer, sumándose los estragos que unas cuantas copas de vino han causado en el.

La Haseki // Ayşe Sultan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora