LA VIOLACIÓN CULTURAL HECHA CONTRA LA MUJER

1 0 0
                                    



El problema es tener el cerebro condicionado para buscar algo y estar interesado en algo que fue insertado en la mente porque el sujeto fue adoctrinado por una maquinaria para forzarlo a querer esa cosa. Eso se llama alienación. La mujer tiende a estar alienada en occidente actualmente. Se le obliga a querer sexualmente aspectos físicos y estilos o tendencias en el hombre que realmente no desea desde su interior pero que fue forzada a desear porque un ente cultural le insertó ese deseo en la mente. Ella ingenuamente cree que es su deseo cuando no es suyo realmente. Esto es peor que una violación física porque cuando a alguien se le somete físicamente contra su voluntad se le da el derecho de saber que está siendo forzado y se le da el derecho a presentar una resistencia violenta para evitarlo, puede gritar, pelear, huir. Pero cuando la persona es obligada por medios que violan la mente, como propaganda, imágenes placenteras, Instagram, influenciadores, tendencias, películas, etc., la persona no se puede resistir ni se le da el derecho a saber que esa siendo violada. Es la ilusión de la libertad.

No en todos los casos sucede esto, pero cuando no sucede y la mujer se resiste a la cultura se trata de meras anécdotas, la regla mayoritaria es esta.

Desde la década de los años ochenta del siglo veinte las preferencias sexuales de las mujeres comúnmente han sido trabajadas artificialmente por los medios de comunicación y otras formas de influencia y condicionamiento de ingeniería social. Es una parte del totalitarismo del mito del progreso. La clase de aspecto físico, estilos y biotipos que buscan en los hombres, incluyendo el modo de vestir y las estaturas han sido preferencias dictadas desde afuera de ellas. No vienen de ellas mismas realmente. Y la mayor parte de la población femenina sólo sigue ese dictamen sin cuestionarlo y sin el menor espíritu crítico. Así que resultan considerando feos a ciertos hombres que a la cultura capitalista le conviene excluir. Se les educa para actuar como agentes de la discriminación.

En situaciones determinadas se puede proponer que las mujeres rechazan sexualmente no por su propia decisión sino porque la cultura les ordena hacerlo. Es una proposición que dejamos abierta el debate. Ni siquiera sería su propia decisión. Por ejemplo, es falso que la evolución haya programado a las mujeres para preferir hombres con alto estatus y de ciertas estaturas. En Mongolia se educaba a la mujer para enamorarse de los hombres campesinos y verlos como atractivos por su humildad, y en la Europa del siglo dieciocho una cara redonda y con papada en el hombre era afrodisiaca para las mujeres. En la larga tradición cultura de los pigmeos ser alto es ser feo, un hombre masculino y atractivo debe medir menos de metro y medio. Ese es el macho dominante. Acá volvemos a un tema central en nuestra filosofía. La inexistencia del libre albedrío. Cuando la mujer discrimina a los hombres por su aspecto, biotipo, raza, estatura, tipo de piel conformación de la barba, color de ojos, etc., está limitándose. Simplemente sigue una programación como un autómata sin mente propia. Estamos tan fundidos con la cultura en la que nacemos que no lo notamos. En algunas tribus del áfrica si un hombre no tiene cierto adorno en la cara se le considera feo y todas las mujeres que nacen allí son indoctrinadas para que lo vean feo y es feo hasta que se pone ese adorno. Ellas no van a criticar esa costumbre, la siguen sin mente propia. Para ellas no es una costumbre sino la realidad. En occidente las mujeres no son diferentes.

Ahora bien. En los años sesenta y setenta del siglo veinte la cultura era otra. Hubo tribus urbanas en algunas ciudades del caribe donde una mujer joven podía descartar a un hombre alto, de facciones angulares, ojos claros y rubio, con una profesión adinerada por no poder bailar salsa bien con ella. Y podía preferir a un hombre pobre, con dentadura apiñada y pecas si le seguía bien el paso. Así que la hipergamia actual no es fruto de la biología ni la naturaleza. Es artificial. Es el producto de una cultura de los años ochenta y noventa, de la apología al lujo del narcotraficante, la estrella de rock y las imágenes de Hollywood y las redes industriales de pornografía de internet del siglo veintiuno con sus aspectos físicos.

El hombre hasta el momento conserva una tendencia natural. No se limita. Va por una vía infinita al buscar el placer en las mujeres de todos los tipos sin importar su clase social ni su biotipo. Es el sexo, en sí y para sí, lo cual implica descubrir una nueva personalidad sexual en cada nueva mujer que se conoce. Ese descubrimiento es lo que da placer natural al hombre. El interés es hacia una persona llamada mujer en su faceta erótica que es inseparable de su ser. No se puede separar sexo de persona. El hombre no busca en la mujer una cosa externa a la persona. Es mentira que considere un objeto a la mujer cuando se le aprecia por lo sexual. Eso se piensa cuando se usa el sistema cartesiano y se separa en dos departamentos distintos la persona y el sexo. Trascendecia. Pero la realidad es la inmanencia. Sexo y persona son inseparables. Por eso el hombre no va interesado en cosas falsas que no tienen nada que ver con la mujer como persona, como su rango social, el salario que gane o las influencias que tenga. Eso no es natural sino ficticio. Eso es objetivar a alguien.

La mujer no debería ser diferente. Pero en nuestra actual sociedad la mujer fue modificada a través de adoctrinamiento y condicionamiento de una industria cultural dirigida por un ala secular del judaísmo y el capitalismo para que busque en el hombre cosas falsas. Para que no vea a la persona sino el rango. Para que busque cosas que no son propias de la persona sino externas, tales como el estatus. Por eso en nuestra cultura la mujer es educada para ser interesada por cosas falsas. Repitámoslo: falsas. Por eso se le educa para buscar la forma de escalar socialmente, de obtener algún tipo de poder al admitir relaciones sexuales con un hombre, ¿queda más claro? El ser natural del hombre, su cuerpo no le interesa. Subestimamos lo que puede hacer el cuerpo. Y cuando la mujer es educada en occidente para que se involucre con el hombre por su aspecto físico también lo hace interesada en una cosa falsa. Y es falsa en sentido doble porque busca un aspecto físico artificial, inculcado en ella ficticiamente. Se le educa para buscar artificialmente un paradigma de belleza masculina física artificioso que la cultura le ha programado para premiar a través de miles de repeticiones de imágenes al día desde la infancia por los medios de comunicación. Si ella tiene relaciones sexuales con esos tipos paradigmáticos aumenta su autoestima al percibirse como asociada al tipo físico de hombre premiado por su cultura. El físico del hombre le ayuda a darse estatus ilusoriamente. Y se le educa para que encuentre excitación sexual en esa ilusión.

Eso incluye cosas como condicionar en la mujer el gusto por ciertas maneras de vestir, el color de piel, ojos, contorno y ángulos de la cara, dentadura, y asociar esas cosas con un nivel de estatus. Esperamos que esto quede claro. 

ELIMINACIÓN DEL RECHAZO SEXUALWhere stories live. Discover now