𝐈𝐈

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𝑪𝒐𝒓𝒂𝒛𝒐́𝒏 𝒅𝒆 𝒑𝒊𝒆𝒅𝒓𝒂ᵖᵗ²

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LOS SERES DE PIEDRA ESTÁN POR TODO PARÍS, y no han mostrado señales de movimiento. La policía acordonó el área.— La pantalla cambió de escena, ahora mostraba al alcalde. —No nos detendremos hasta encontrar un forma de regresar esas personas a la normalidad. Pero por ahora no hemos avanzado mucho.— La pantalla volvió a la reportera, ahora con una foto de Ladybug y Catwoman juntas. —París confía en que sus nuevas ángeles: Ladybug y Catwoman, nos salven a todos, nuestras vidas dependen de ellas.—

Tenías una mirada cansada en la cara, en mayor parte solo decepcionada por el hecho de que no pudiste derrotar por completo al Corazón de Piedra.

—Así que ahora tenemos a dos superhéroes protegiendo a París.— Tu madre entró en la cocina, mientras estabas en tu teléfono para mantenerte al día con las actualizaciones de Corazón de piedra.

—Sí...— murmuraste. Te diste cuenta de que dejaste a Plagg en tu habitación, recordando que estaba demasiado distraído comiendo queso para estar contigo.

Tu madre puso una taza de [bebida favorita] a tu lado cuando sirvió su café.

—¿Qué piensas de Ladybug y Catwoman, mamá?—Preguntaste, inclinándote hacia atrás en el asiento.

Se sentó allí en silencio durante un minuto, mirando fijamente a la televisión.

—Ya lo han estropeado.— Miraste hacia abajo, pero rápidamente te reajustaste para no parecer sospechosamente triste. —Pero creo en ellas. Es la primera vez que todo el mundo tiene que lidiar con un villano de la vida real ahora mismo. Era bastante obvio que no serían perfectas.—

Una pequeña sonrisa creció en tu cara. Cuando revisaste la hora, notaste que ya era hora de que empezaras a ir a la escuela. Volviste a tu habitación llamando a Plagg. Apareció justo delante de tu cara todavía rellenando con queso su boca.

Envolviste una riñonera negra alrededor de tu cadera poniendo trozos de queso en ella y le señalaste a Plagg que entrara. Cooperó, dejándote cerrar la riñonera que en su mayoría se encontraba cerrada, en excepción con un agujero para que pudiese mirar y respirar. Luego saliste de tu habitación y finalmente estabas lista para ir a la escuela.

—¡Adiós, mamá!— Ella te dio un beso rápido en la mejilla antes de dejarte a caminar a la escuela.

Al caminar a la escuela, un chico que iba corriendo se estrelló contra a ti en un costado tuyo y los derribó a los dos. Te frotaste la cabeza sacudiendo el mareo que te dio el golpe. Se sentó poniendo una mano en tu hombro.

—Lo siento mucho. ¿Estás bien?— Asentiste con la cabeza, te levantaste y te sacudiste el polvo.

Siguió mirando alrededor de la zona con ansiedad haciéndote inclinar la cabeza hacia él.

—¿Estás bien?— Ahora fuiste tú la que había preguntado. Solo asintió con la cabeza, parecía que quería decir más, pero se abstuvo de hacerlo.

—¿De casualidad, estás de camino al Colegio Françoise Dupont? Si es así, podríamos caminar juntos.— Sus ojos se ensancharon, mientras sonreía ampliamente.

—Sí. Me encantaría— Le respondiste.

Tenía aproximadamente la misma altura que tú, con el cabello rubio corto y los ojos verdes. Acercándote a la escuela, pasaste por una valla publicitaria con su cara y una frase cursi, introduciendo un nuevo perfume. Sin embargo, decidiste no tocar el tema, ya que podría ser vergonzoso para él hablar de ello.

𝐋𝐎𝐕𝐄𝐁𝐔𝐆 - MARINETTE Y TÚ/LADYBUG Y TÚ Where stories live. Discover now