Enkrateia

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El tiempo se ha ido más veloz de lo que pensaba. Es esta noche, una con mi cansancio natural, sin voces y con ausencias.
Me recuesto sobre mi cama y le escribo un mensaje a ella. Ella es alguien que últimamente se ha puesto a conversar de mi y que misteriosamente he hallado refugio.
Ya iba a cerrar mi noche cuando llego un mensaje de ella.
-Dime, ¿ese mensaje era para mí?, Porque si así es, déjame decirte que hace un par de días sentí la necesidad de hablarte, de buscarte y encontrarte. Te llame y no me contestaste. Ocurrió lo que siempre temí, cuando yo quise tú no estabas.
-Es que esa noche llegue cansado, con pocas ganas, simplemente me acosté temprano y al despertar, vi tu llamada perdida.
-Veo, y entiendo. Lo importante, es que sepas que estoy aquí, que nunca me he ido y que no me iré. No he dejado de intentarlo porque creo en los milagros.

Mirando el techo oscuro, me di cuenta que mi vida crece a pesar de los cruces, de la oscuridad y que muy a pesar de eso alguien ha logrado entrar al jardín.

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