El amor llego prinero que yo

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El amor fue el inicio de mi mundo, todavía no sé si sea el final. La transición de mi vida, de este camino, y lo que he pisado hasta ahora se resume en dolor, compasión, dolor, y compasión.

Llego la primavera. El sol, las nubes, el canto de los pájaros, las aves a toda prisa, y las corridas en las tardes casi noches en bicicleta por el parque. Tenía todo un despertar de emociones que hacían de mí, una temporada diferente.

Me perdí de la gente, de viejas espaldas, de andadas que ya no me llenaban. Mi regreso a casa trajo consigo terminar lo que un día inicie (Artes y Diseño). Andaba solo. Me levanta temprano y montaba bici, (nunca deje el vicio al que ella me condujo). Con el silencio de las mañanas estudiaba. Me iba bien en mi pasión. Llegaba a casa almorzar, era la excusa para estar en familia. Por las tardes iba al taller donde trabajaba por horas. No era algo complicado. Era poner en práctica lo que estudiaba. La pasaba bien, no ganaba mucho, pero con eso alcanzaba para que mamá viviera menos tensa. De allí siempre tomaba mi bici, mis audífonos rockeros, y  salía a toda prisa a mi lugar favorito: «El parque». Llegaba  a disfrutar de mí, a pensar, a irme de mi y regresar, eso era lo mejor del día, ese preciso momento cuando estoy conmigo mismo. Ver pasar, ver correr el viento, ver en toda su extensión la creación. Saber que veo, entender que siento y lo que pretendo, era mi mejor terapia.

No podía esconderme del recuerdo del viento que me mostraba como película cuando montaba bici con ella, y nos impulsábamos en toda marcha a las montanas de arena.Su ausencia me habituó a leer más de lo que normalmente lo hacía en la plaza de café del señor Takumi, donde la vi por primera vez. Leer se había convertido en la forma y el método más fino y seguro que encontré para no tropezarme con algún extraño que podía dárselas de amigo.

El dolor, y el amor se habían estrellado conmigo, como un solo lazo, como el principio de un camino que yo necesitaba entender. Ese camino me llevo a conocer que mi alma tenía un lugar favorito, y ese lugar yo lo tenía, estaba conmigo mismo, y no afuera, no en alguien. Ella me lo decía, y yo al parecer no lo dimensione en su momento. Su belleza me atrapaba como sus ojos.

La verdad, la extrañaba, y quería extrañarla cada día más, hasta no más poder. Quería que una noche cualquiera encontrármela donde la conocí. Quería que regresara. Pero eso, solo estaba en mi imaginación que hasta ese momento lo hacía todo gratis por ella. No sé en que momento el amor puede ser una persona, tampoco sé en que momento deja de ser.El amor es eso que siempre será extraño para mí.

Se me dificultaba entender el amor en su totalidad, y la verdad creo que no lo entiendo bien. Me di cuenta que el amor no era solamente ella, también lo encontré en los ojos de mamá cuando se levantaba temprano por la mañana a sonreírme, aunque dentro tuviera lagrimas. El amor llego primero que yo, pero cuando difícil se me hizo verlo en la tragedia. Concebirlo y darlo a luz, es de las primeras lecciones que tiene el amor. Y aunque muchas veces sentí que hería mi egoísmo, mi sacrificio trajo consigo sueños que siguen luchando por continuar.

No importa lo que me pase. Lo bueno del amor es que curo mi dolor, mi sufrimiento por el miedo y su ausencia, en mi caso: «ella». Aún sigo dando vueltas al parque y leyendo libros donde el señor Takumi.

Cierro mis ojos y ahora, sigo mi camino.

Historias sin fin Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz