Capítulo 5. Entidad

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Una palabra. Una sola palabra se oye, repetida una y cientos de veces por una y todas las personas del lugar. Un verbo.

—¡CORRAN!

La gente de Caiyi, que minutos antes se encontraban disfrutando de la tranquila y fresca mañana de otoño ahora huyen despavoridas, corriendo por sus vidas. Mercaderes, amas de casa, incluso los gondoleros reman a toda velocidad, buscando seguridad en aguas más profundas.

—¡Salgamos de aquí!

Pero,  ¿de qué huyen? Nadie lo sabe. No a ciencia cierta al menos. Solo saben que algo está atacando, e incluso el pueblo con su conocimiento vulgar sabe que es oscuro, resentido y muy agresivo.

—¡Va a alcanzarnos!

El aire, el agua y el suelo se agitan. Gente cae al lago Biling, embravecido como nunca ha estado desde el incidente del abismo acuático, hace tantos años.

—¡Detrás de mí!

—¡A un lado!

Un par de cultivadores errantes en la escena hace lo que puede para defender a la gente. No obstante, su energía espiritual no es muy impresionante. Sus espadas apenas y resplandecen, y la oscuridad que los ataca es demasiada para que puedan hacer mucho, o siquiera algo.

—¡Hay que salir de aquí!

Y así, los cultivadores errantes salen por piernas, dejando a los civiles a su suerte. ¿Deshonorable? Tal vez. ¿Pero es en serio tan deshonorable querer seguir con vida?

—¡CUIDADO!

Lo que sea que ataca materializa su energía resentida como si fueran los zarcillos de una planta parásita. Intentando aferrarse a cualquier cosa que esté viva para chuparla hasta los huesos. En este caso, una niña pequeño que se ha caído mientras intentaba correr. Su familia que estaba solo a unos pasos de ella, grita de horror. Es todo, va a morir justo ahora, y ella  sus padres y todos en Caiyi le seguirán después.

—¡KYAAAAAAAAAH!

Y entonces, el desolador grito es desgarrado por la mitad... por un trueno púrpura.

—Maldita sea...

Y su amo no es otro que  Jiang Cheng. Chasqueando a Zidian con fuerza, ha disipado el zarcillo de energía resentida, haciendo que esta retroceda lo suficiente para que la niña pueda ser recogida por su madre y salgan huyendo otra vez.

—¡Gracias! ¡Gracias, señor!— grita la histérica madre, pero Sandú Shengshou no le presta atención. Está demasiado ocupado lanzando otro latigazo relampagueante hacía el conglomerado de energía resentida. El cual, viendose suprimido dos veces, retrocede y se acumula en una forma definida. Un cuerpo humanoide de energía resentida. Al entrecerrar los ojos, además, Jiang Cheng puede verlo. Una cabeza esqueletica pero sangrante, como si recién le hubieran arrancado la carne. ¿¡Cuáles son las probabilidades!?

—Tsk... esto no es una coincidencia. ¡Es el mismo tipo de criatura que atacó Yunmeng!

El ente salta hacia él a una velocidad vertiginosa. Su mano no está en posición para usar a Zidian así que esta vez es Sandú quién defiende, brillando como una saeta y rajando la oscuridad con una melodía grave  de acero que hace eco en los oídos de todos los que escuchan, sean civiles o sus propios hombres que van llegando detrás de él.

—¡Sandú Shengshou!— grita su discípulo principal.

—¡En formación de combate! ¡Quiero un perímetro alrededor de esa cosa! ¡Hay que proteger al pueblo y sellar a la entidad.

—¡Si, señor!— gritan sus hombres al unísono.

Las energías se baten en un duelo brutal. Perder acabará en la muerte o destrucción de sus usuarios así que ninguno cede. Las espadas truenan tan fuerte como mismísimo rayo de Zidian.  No obstante, los ataques de la energía resentida se hacen más fuertes, más rápidos. Y no todos pueden seguirles el paso.

Aquello que conecta con nuestras almasWhere stories live. Discover now