XI. Hechizo delirante

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—Por favor, por favor, por favor Omi-san — Era la tercera vez que Hinata insistía.

Lo que pasaba es que después de la cena, Bokuto fue a dejarlos a casa y luego se fue con Akaashi a quien sabe donde. Así que ahora solo eran ellos tres, y por alguna razón, Kiyoomi había pasado a formar parte del comité organizador de un cumpleaños. 

—Es que no entiendo que te hace pensar que yo podría ayudarte a encontrar un regalo, se supone que tú lo conoces mejor que yo. 

—¿Tú no le regalarás nada? —preguntó Atsumu —. Es como un niño, espera los regalos.

En otras circunstancias, comprarle un regalo a alguno de sus compañeros nunca habría sido alguna de sus preocupaciones. Pero supone que al vivir con el cumpleañero puede hacer algunas excepciones. 

—Por supuesto, no soy tan grosero para llegar a un cumpleaños con las manos vacías.

—Todavía estoy sorprendido de que hayas aceptado —dijo Atsumu, divertido.

—Akaashi-san me lo pidió cuando Bokuto fue al baño —responde Kiyoomi algo reticente, todavía es un poco reacio a mostrarle a sus compañeros que ya no le molesta pasar tiempo con ellos como antes—. Supongo que no es mucha molestia si lo celebraran aquí en la residencia. 

—¡Oh vamos! Entonces, si también tienes que conseguir un regalo por qué no ir con nosotros, así nos ayudas con la comida y la decoración.

Sakusa lo piensa, mira a Hinata con sus ojos de cachorrito, mira a Atsumu (sobre todo a Atsumu), y se rinde con un suspiro.

—¡Yeii! —gritan Hinata y Atsumu al mismo tiempo con los brazos alzados.

Kiyoomi se pregunta mucho últimamente por qué los chicos se esfuerzan tanto por incluirlo en cada cosa que hacen. Muchas veces los llama idiotas, pero está bastante seguro de que pueden ir a comprar solos. ¿Por qué voluntariamente quieren tenerlo cerca?

Aceptar, no entender, viene a su mente. Tal vez no debería darle muchas vueltas, no tiene que atender los motivos detrás y solo aceptar que así son. Tal vez deba aplicar ese razonamiento más seguido, hace que duela menos la cabeza. 


Así es como un miércoles en la tarde termina en el centro comercial con Hinata Shoyo y Miya Atsumu, de todas las personas, y no va a mentir, ya está un poco arrepentido. Principalmente por qué después de vueltas y vueltas no encuentra ningún regalo decente, o porque los otros dos insisten en comprar cada cosa que ven menos las que necesitan para una parrillada. Definitivamente, Kiyoomi los sobreestimo, y no ayuda la mano de Atsumu en su hombro cada vez que "¡Omi, mira!", cuando algo llama su atención. Aunque comprendió que eso no lo irrita, sino que lo pone nervioso. 

Además, cada tanto grababan algo porque quieren hacer una especie de vlog de cumpleaños para su canal de YouTube. Kiyoomi enfatizó que no quería salir en el video y al menos respetaron eso, pero había ocasionado una charla de como Kiyoomi debería ser presentado en el canal, un "especial de Omi", puesto que, al parecer, vivir con ellos lo hacía "parte" de ellos. ¿Tenía sentido?

—¿Cómo se supone que ocultaremos todo esto de Bokuto? —preguntó Kiyoomi señalando la inmensa cantidad de bolsas que habían reunido hacia el final del día. 

—Los meteremos en el departamento de Inunaki hasta mañana —le respondió Miya con una sonrisa de "todo bajo control" —. Oh, ahí esta el auto.

Cargaron el maletero de su Uber con las bolsas de todas sus compras y volvieron a casa. Se habían tardado bastante, ya era de noche incluso,  Kiyoomi ya estaba agotado, así que iba en silencio mientras Hinata y Atsumu hablaban y hablaban sobre el día de mañana y todo lo que tenían por hacer. Aunque noto que la conversación estaba decayendo de uno de sus lados a medida que el teléfono de Miya recibía mensajes. Lo miro y lo encontró sonriéndole a su teléfono, una sonrisa viciosa que daba un mal presentimiento. Escribía con dedos veloces mensajes con la pantalla algo desviaba para que nadie viera. Cada vez que un nuevo mensaje entraba y Atsumu lo veía, Kiyoomi entendía que quería decir la gente cuando usaba la expresión "ojos de dormitorio". Lo más seguro es que fuera uno de sus tantos ligues.  

Imposibles - SakuatsuWhere stories live. Discover now